Seis son los partidos que lleva el Eibar sin ganar, cinco las jornadas en las que ni siquiera ha podido puntuar y 270 los minutos en los que ha sido incapaz de batir la portería contraria. Un gol, ese de Federico Piovaccari ante el Atlético de Madrid, que además solo sirvió para maquillar el marcador y que se mantiene como el único que han podido celebrar los azulgranas en los cinco partidos de la segunda vuelta, que se han saldado con otras tantas derrotas.

Sequía por partida doble, por tanto, para la escuadra armera, que ha pasado de disfrutar una alegría ofensiva poco habitual a lo largo de su historia, a racanear goles e incluso ocasiones, penalizando así doblemente sus errores en el área. Son estos, sobre todo los que ha cometido Xabi en las tres últimas jornadas, los que se han llevado todos los titulares, pero no es el único motivo por el que el Eibar sigue plantado en los 27 puntos con los que llegó al ecuador liguero. Es difícil puntuar encajando goles, pero es imposible ganar sin marcarlos, y en esas anda un equipo que hasta enero batió récords positivos por doquier y ahora se mueve en un terreno totalmente opuesto.

Hay que remontarse a la temporada 08/09, la del último descenso, para encontrar una racha semejante de derrotas. También entonces fueron cinco. Además en la recta final de aquel curso los azulgranas enlazaron otras quince jornadas sin poder ganar, con diez derrotas y cinco empates, pero no llegaron a encadenar más de cuatro derrotas.

También fue entonces la última ocasión en que, como ahora, se saldaron cinco jornadas -precisamente las de las derrotas consecutivas- con un solo gol a favor. No hay que ir tan atrás para recordar otra tacada como la actual, con el apartado goleador a cero en tres jornadas. Fue hace apenas dos años, también con Gaizka Garitano en el banquillo, cuando tras golear al Tudelano (4-0), el Eibar se quedó a cero ante Izarra (0-0), Barakaldo (0-1) y Alavés (1-0), para volver a mojar contra el Real Unión (1-1).

Curiosamente, el año pasado fue el peor en ese sentido con Garitano en el banquillo, ya que el equipo se quedó sin marcar en 14 jornadas -nunca más de dos seguidas-, aunque en ocho de ellas logró salvar un punto gracias a su fortaleza defensiva.

Hace dos campañas, en Segunda B, fueron ocho los partidos en los que no pudo marcar, cuatro de los cuales se saldaron con empate. Esta temporada ya son diez los encuentros en los que los armeros no han podido batir a su rival, y solo dos de ellos -Athletic y Sevilla, ambos a domicilio- en los que ha podido, al menos, salvar un punto. El resto se ha saldado con ocho de las diez derrotas que han encajado la escuadra guipuzcoana.

Los porqués son múltiples. Como sucede con la defensa, tampoco en ataque ha podido Garitano dar continuidad a los jugadores que mejor están respondiendo. Desde que arrancó la segunda vuelta, una fractura ha costado dos partidos de baja a Manu. Arruabarrena también se perdió uno por sanción. Han sido dos en el caso de Piovaccari -máximo goleador del equipo junto al tolosarra-, también por sanción, debido a sendas expulsiones. Y Saúl, máximo asistente del equipo, parece empezar a notar los kilómetros recorridos, que han sido muchos.

No es solo una cuestión de continuidad o falta de chispa. El juego del equipo no ha contribuído en los últimos tiempos, ni a descargar de trabajo a Xabi, ni a favorecer la llegada al área contraria. De los cinco encuentros de esta segunda vuelta, solo en el partido contra el Elche -el único en el que los eibarreses se han mostrado superiores a su rival- las estadísticas de posesión, remates, pases realizados y balones perdidos han sonreído al conjunto azulgrana.