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Interview
HASIER ARRAIZ
PRESIDENTE DE SORTU Y PORTAVOZ DE BILDU

«La próxima meta volante son gobiernos a favor del derecho a decidir en todas las instituciones»

Hasier Arraiz (Gasteiz, 1973) ha sabido esta semana que la Fiscalía le pide seis años de cárcel por «pertenencia a organización terrorista» por su actividad política en Batasuna. Ya conoció la prisión por esta causa tras la redada de Segura. Pese a la inquietud personal y política prefiere mirar al futuro, hablar de «Euskal Bidea», del acto del sábado en el BEC y de la necesidad de ir avanzando «decisión a decisión», con el protagonismo de la ciudadanía, hacia la consecución del Estado vasco.

Arraiz. (Juanan RUIZ / ARGAZKI PRESS)

Quieren reunir a 10.000 personas en el BEC el próximo sábado, ¿con qué objetivo?

Para lograr un gran clamor a favor de la independencia. Pedimos 10.000 compromisos personales para que el BEC sea el arranque del proceso constituyente en Euskal Herria.

¿En qué consiste ese proceso?

Hablamos de un proceso para construir un Estado vasco que garantice la justicia social y la soberanía plena al conjunto de la ciudadanía vasca. Hacemos un planteamiento muy pragmático y realista, porque partimos de las actuales realidades vascas para llegar a ese escenario final de independencia, que consideramos que es el que más interesa a los sectores populares y a la clase trabajadora.

¿Cómo se hace eso?

Planteamos que el derecho a decidir es el instrumento y el camino. Muchas veces en el imaginario abertzale el derecho a decidir se ha visto como la meta, el día en el que se vota antes de proclamar la independencia. Ahora lo que planteamos es que el camino se hace decisión a decisión. Los estados español y francés nunca nos va a reconocer como naciones dueñas de nuestro propio futuro ni el derecho de autodeterminación. Lo tenemos que conseguir, insisto, decisión a decisión aquí en Euskal Herria, conformando mayorías sociales y políticas.

¿Qué tipo de decisiones?

El derecho a decidir tiene que ser un instrumento para poder decidirlo todo: queremos poder decidir vivir como ciudadanos y ciudadanas vascas en el conjunto de nuestro país, queremos poder decidir las relaciones entre territorios y queremos poder decidir también las políticas económicas, sociales y culturales que afectan a la ciudadanía vasca, que esas decisiones no se tomen en Berlín, Madrid o París. Nosotros proponemos gobiernos a favor del derecho a decidir en todas las instituciones de Euskal Herria, como meta volante dentro de ese proceso constituyente vasco.

¿Y cómo se pasa del querer decidir al poder decidir?

Nuestro diagnóstico dibuja una realidad que puede inducir al pesimismo, pero que luego da un margen al optimismo. Tras el cambio estratégico de la izquierda abertzale y el cambio de fase en Euskal Herria, la mayoría esperábamos encontrarnos con otro escenario. Por un lado, un Estado español más abierto a la resolución del conflicto. Por decirlo claramente, no esperábamos que al día siguiente empezara a salir gente de la cárcel, pero sí esperábamos que al menos no entraran más. El Estado español está en las antípodas de lo que en el ámbito internacional se ve en resoluciones de conflictos. Y también es cierto que en Euskal Herria nos hemos encontrado con agentes políticos y sociales que nos decían que el diálogo, los acuerdos y los espacios de colaboración que no eran posibles por la confrontación armada lo sería cuando finalizara, y nos hemos encontrado con que no ha sido así. Esos que esperábamos fueran compañeros de viaje nos ven ahora más como adversarios.

Hablando de meter más gente en la cárcel, acaban de pedirle seis años. ¿Cómo lo valora?

Como decía, el Estado español no quiere entrar en la nueva fase política en la que está Euskal Herria. De todos modos, nuestra apuesta política está hecha y va a seguir adelante porque, aunque nos obliguen de continuo a jugar en inferioridad de condiciones con respecto al resto, nuestra apuesta ha conectado perfectamente con los deseos y aspiraciones de la mayoría de la gente de nuestro país, lo que la hace imparable.

Y con todo esto, ¿cómo se da el paso al optimismo del que hablaba antes?

Nosotros hicimos una apuesta unilateral, que es verdad que esperaba cierta correspondencia en algunas materias. Eso no se ha producido ni se va a producir. Venimos de distintas experiencias y de una etapa muy dura en la que en circunstancias dificilísimas hemos sido capaces de hacer cosas increíbles, y confiamos en nuestras fuerzas para ser capaces de cambiar este escenario. Damos pasos unilaterales para generar condiciones sociales que hagan que esos agentes políticos y sociales que todavía no quieren venir con nosotros se animen a compartir escenarios de confrontación democrática con dos estados que nos niegan y nos seguirán negando nuestros derechos.

Les harán falta compañeros y eso se suele medir en buena medida en siglas. En el camino hacia los cambios de estatus, el PNV exige primero un acuerdo en materia de pacificación...

Desde hace un tiempo el PNV parece poner siempre condiciones para no llegar a acuerdos con EH Bildu y lo estamos viendo semana a semana. En este escenario, EH Bildu prioriza la búsqueda de acuerdos para poder llevar a la práctica el derecho a decidir en sus diferentes ámbitos. Sabemos que la vida en este país no está normalizada. Quedan muchos problemas por solucionar. El que nos crea mayor frustración y mayor dolor, incluso en lo personal, es el de los presos. Pero también está el reconocimiento a todas las víctimas sin exclusiones y, por supuesto, el desarme de ETA y la construcción de relatos que posibiliten la normalización política de este país.

El lehendakari se ha reunido con Etxerat. ¿Qué le sugiere?

Aunque llega demasiado tarde esa primera reunión de un lehendakari con los familiares de los presos políticos vascos, valoro positivamente el encuentro. Ha hecho un reconocimiento público de la tremenda injusticia que, semana a semana, comete el Estado contra esos familiares con el único objetivo de causar más dolor a los presos. Además, su compromiso de colaboración con Etxerat en contra de la dispersión puede abrir puertas a nuevos acuerdos en el camino de la construcción de la paz, la normalización política y la convivencia democrática entre vascos y vascas.

¿Hay posibilidad de avance en el terreno de la normalización?

Lo hemos buscado y lo seguimos buscando. Entendemos que por un lado está la confrontación de los modelos económico y social, que estos días se está expresando incluso de forma virulenta, pero por otro está el tema de la normalización del país. En todas partes hay derechas e izquierdas. Aquí hay una derecha representada por PNV, PP y hasta por el PSE, y hay una izquierda amplia y diversa y al que es posible que se incorporen otras, que bienvenidas serán si llegan. Pero para que esa confrontación de modelos se dé de forma lógica, urge la normalización política del país y para EH Bildu es una prioridad buscar acuerdos en ese sentido.

Pero les achacan no moverse por ejemplo con un nuevo texto para la Ponencia de Paz...

Hablamos de la redacción de un documento para reactivar la Ponencia de Paz, porque no admitimos la parálisis en este tema tampoco en el Parlamento. Y mostramos nuestra disposición a utilizar nuevas terminologías. Pero lo cierto es que luego nos han bombardeado con la idea de que no valen nuevas palabras, nuevas terminologías y que hay que ir a cuestiones más de fondo. Estamos completamente de acuerdo. Y lo que planteamos es que no se trata de reactivar de cualquier manera, a cualquier precio, esa ponencia, sino para qué tiene que servir la ponencia, para qué queremos ese instrumento, dentro del Parlamento de Gasteiz. Planteamos que es más importante un acuerdo sobre para qué queremos la ponencia que sobre su posible reactivación.

¿Es posible un acuerdo de ese tipo con el PNV y seguir zumbándose en otras materias?

Tiene que ser compatible trabajar conjuntamente a favor del derecho a decidir y de la normalización con una confrontación entre modelos económicos y sociales. PNV, PSE y PP abanderan un modelo que presentan como el único posible, y EH Bildu intenta, día a día, demostrar que eso no es cierto, que hay alternativas reales que se pueden llevar a cabo también desde las instituciones. Y esa confrontación no solo es legítima sino también necesaria.

El PNV les acusó de sobrepasar los límites de la decencia...

No es EH Bildu quien ha sacado a la palestra los principales casos de mala praxis o incluso de corrupción. Lo de Kutxabank lo sacó la propia entidad, lo de Hiriko llega de la Fiscalía y ya se anuncia el fin de la instrucción del «caso De Miguel». Nosotros no los sacamos pero los denunciamos, porque la ciudadanía tiene derecho a saber qué se ha hecho con su dinero. Y ese tipo de prácticas evidencian las diferencias más que notables entre el modelo de unos y el nuestro.

Por otra parte, el PNV muestra en el día a día su nula voluntad de llegar a acuerdos con nosotros. Lo vemos constantemente en el Parlamento. Por ejemplo, el Ararteko lo pacta con PSE y PP, los presupuestos los aprueba con el PSE... El PNV compra baratos acuerdos con esos partidos, sobre todo con el PSE, y nosotros no entramos en ese juego de compraventa. EH Bildu planteamos acuerdos entre fuerzas que se saben diferentes, pero que se deben respetar para buscar puntos de consenso que hagan avanzar a este país. Y el PNV no admite ese tipo de relación.

«Gobernamos en beneficio de la mayoría, a costa de los privilegios de unos pocos»

 

Habla de modelos diferentes. ¿En qué se nota el modelo de EH Bildu a la hora de gobernar?

Nosotros no nos planteamos gestionar los restos que dejaron otros partidos y las políticas neoliberales en esas instituciones. Nosotros nos planteamos gobernar en beneficio de una mayoría, a costa de los privilegios de unos pocos. Datos concretos: Gipuzkoa es la única provincia en la que las políticas sociales no solo no han disminuido de presupuesto sino que lo han incrementado año a año, porque la prioridad es afrontar las consecuencia de la crisis. Gipuzkoa ha aumentado las ayudas de dependencia y ha llevado a buen puerto la publificación de las residencias de la tercera edad evitando la pérdida de las condiciones laborales de sus plantillas. Fue la única institución que pagó las 14 pagas a sus trabajadores. Hemos cambiado la política fiscal, para dotar de contenido la demanda de que quien más tiene más tiene que pagar. Ahí está el Impuesto de Grandes Fortunas, por el que 7.000 ciudadanos de Gipuzkoa se ven afectados en beneficio de 700.000 habitantes que tiene el territorio. Y los resultados cantan. Gipuzkoa es el territorio que más ha incrementado la recaudación y eso luego se reinvierte sobre todo en políticas sociales y en políticas de mantenimiento y creación de empleo. Y ahí pondría como ejemplo el acuerdo alcanzado para Candy, una empresa abocada al cierre por decisión de la multinacional, que en base a la búsqueda de acuerdos, impulsados por la Diputación, puede verse reflotada.

Hace cuatro años llegaron a muchas de esas instituciones casi sin esperárselo...

Es cierto. Tras conformarse la coalición, los resultados fueron una sorpresa y nos vimos gobernando importantes instituciones. En el caso de la Diputación de Gipuzkoa eso ha sido posible gracias a la gente que ha participado en este proyecto. En primer lugar, Martin Garitano no tenía un reto fácil como diputado general y ha demostrado que lo ha superado con nota. Y hay otros diputados que han mostrado su capacidad no solo para la gestión, sino para gobernar en beneficio de una gran mayoría. Me vienen a la cabeza Ander Rodríguez, Larraitz Ugarte y Helena Franco, con sus equipos, que son muestra de buen gobierno.

Poner al director de Hacienda, Xabier Olano, como candidato a diputado general ¿es un mensaje?

Es una apuesta por profundizar en esa vía. Y eso que numerosos poderes fácticos de Gipuzkoa nos han estado bombardeando en el día a día intentando que no lleváramos adelante esas políticas de cambio. Seguiremos padeciendo esas resistencias, pero creo que contaremos con el respaldo de esa mayoría social que se siente beneficiada por las políticas de EH Bildu.

Hay quien, como por ejemplo el lehendakari, ya anuncia la disposición a todo tipo de pactos para sacar a EH Bildu de la Diputación de Gipuzkoa...

Ya he dicho que proponemos gobiernos a favor del derecho a decidir en todas las instituciones. Que esos gobiernos sean palancas para impulsar y acelerar ese proceso. Mientras nosotros hacemos esa oferta, otros plantean que se van a juntar con quien haga falta para echar a EH BIldu. Eso nos lleva a que si queremos gobiernos a favor del derecho a decidir como nación y como sociedad, nuestro reto en Gipuzkoa tiene que ser conseguir mayorías absolutas. Y lo necesitamos también para que no haya marcha atrás en los avances logrados en defensa de la mayoría de la ciudadanía.

Ahora ha aparecido otro agente electoral, que es Podemos...

Podemos está estructurándose ahora como partido y todavía no sabemos lo que piensa sobre varias cuestiones. En cualquier caso, cuando nosotros planteamos gobiernos a favor del derecho a decidir, también contamos con esa nueva fuerza, que si concurre a las elecciones ese día será un adversario electoral, pero puede que pasada esa cita se convierta en un compañero de viaje en la creación de mayorías. Intuimos además la posibilidad de que se cree una nueva geometría política en el país. Donde fuerzas como el PSE y el PP se verán relegadas a la marginalidad, porque no tienen oferta política para la sociedad vasca, y se configure un triángulo entre el PNV, Podemos y EH Bildu que es la izquierda independentista y soberanista del país. Por lo que dicen unos y otros, PNV y Podemos no podrían llegar a acuerdos entre ellos. Quien quisiera acuerdos tendría que buscarlos con EH Bildu. Esa nueva geometría puede abrir nuevos escenarios de ilusión que contribuyan a que ese proceso constituyente en Euskal Herria avance más rápido.

«EH Bildu, como frente amplio, debe tener estructuras propias y atraer a gente más allá de sus partidos»


¿Qué es eso del frente amplio?

De momento es un debate abierto en todos los partidos que conformamos EH Bildu y tenemos muy claro que hemos agotado la fase de coalición de partidos. A partir de ahora planteamos que EH Bildu se tiene que dotar de estructuras, de personalidad y de mensaje propio. El objetivo es atraer a EH Bildu a personas que no simpaticen en concreto con ninguna de las fuerzas políticas que la forman pero sí con un proyecto de izquierda independentista y soberanista.

¿Significa eso la desaparición de los partidos que lo forman?

No, puesto que esos partidos tienen que tener el compromiso de ser quienes sostengan ese proceso. Pero tenemos que hacerlo también con mucha responsabilidad y con mucha generosidad porque todos los partidos van a tener que ceder parte de su soberanía dentro de EH Bildu a favor de las estructuras comunes.

¿Supondrá la entrada de independientes?

Eso supone que personas que se reconocen de EH Bildu pero que no son militantes de los partidos que la conforman puedan participar en todas sus estructuras y puedan tener también todos los derechos que tiene cualquier militante de EH Bildu a día de hoy.