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Consecuencias del rescate

El pasado fin de semana, el rescate a los bancos del Estado español fue presentado como la solución a todos los problemas de la economía. Una semana más tarde, sin embargo, la situación no ha hecho más que empeorar. Joseba Garmendia, profesor de la EHU, nos da algunas claves para entender lo que está sucediendo.

Acto simbólico contra el rescate de Bankia y las entidades financieras ante el Congreso de los diputados (Dani POZO/AFP)

«Nadie sabe». Es la respuesta sincera del profesor de la EHU Joseba Garmendia cuando se le pregunta por el escenario que se abre a corto y medio plazo en la economía del Estado español después de que Rajoy diese el brazo a torcer y pidiese a Europa el rescate. Lo que tiene claro, sin embargo, es que «el margen de maniobra de cualquier Gobierno con un paradigma neoliberal es nulo».  

El triunfalismo, por lo tanto, mejor apartarlo. «Mientras no haya una senda de crecimiento económico, el rescate lo único que hace es convertir las pérdidas privadas en deuda pública», de forma que, como consecuencia, «todos asumamos la responsabilidad de tapar el agujero», sentencia Garmendia, quien no duda en poner el foco en el aumento de la deuda pública y el déficit público que conlleva hacer frente al rescate.  

Admite que, como ahora cuentan con el aval del Estado, el rescate sirve «para tranquilizar a los acreedores». «Pero el problema no es ese -continúa el economista-, ya que lo que está disparando la prima de riesgo es sobre todo la deuda pública». «En los próximos tres años, el requerimiento de financiación va a ser tremendo y, si se mantiene a un interés entre el 6 y el 7%, se va a convertir en una bola de nieve a la que es imposible hacer frente con la estructura impositiva y el deterioro de los índices macroeconómicos que tenemos actualmente».  

Y como ejemplo de ello pone a Grecia, Irlanda y Portugal: «Llevan intervenidos más de dos años y, pese a todos los recortes que han hecho, no han conseguido reducir la deuda pública, sino que la han aumentado». «Además -resalta Garmendia-, no es una medicina novedosa. El FMI lleva más de 30 años aplicándola con muy malos resultados».  

Garmendia también descarta otra de las fábulas que acompaña el rescate, que dice que servirá como cortafuegos ante una eventual salida de Grecia del euro: «Si al final Grecia sale del euro, va a generar tal tipo de efectos y reacciones que nadie sabe lo que va a ocurrir». «Estamos ante una crisis que no hemos conocido en nuestra vida, una tesitura inédita en la que no se puede asegurar que algo funcione como cortafuegos», añade.  

Y en medio de la tormenta, un Gobierno que genera dudas tanto en el interior como en el exterior del Estado: «Las reformas que han hecho son barbaridades y, si siguen así, lo único que les queda es seguir con la ortodoxia de la austeridad económica y seguir recortando, con lo que deprimirán todavía más la economía».  

El profesor universitario admite que no existen soluciones mágicas, pero da alguna pista sobre los derroteros que deberían tomar los acontecimientos para buscar una solución digna: «Esto seguirá así hasta que se entienda que la macroeconomía no funciona como la economía familiar, donde si tú reduces ingresos, tienes que reducir gastos. En la macroeconomía esto no es así. En el momento en el que reduces gastos e inversiones públicas, encoges la economía y reduces los ingresos fiscales. Es necesario incentivar la economía mediante la inversión pública, incluso a costa de aumentar el déficit público, aunque esto no debería ser así, porque existe un margen muy amplio de aumento de ingresos fiscales a través de las rentas más altas, eliminando todos los beneficios que se les han dado a los rentistas, como las SICAV o la reducción del impuesto de sociedades, entre muchos otros».