Un muro vigente para el fútbol del Este
Jurgen Sparwasser es recordado como el autor del gol que derrotó a Alemania occidental. Fue el momento álgido del fútbol oriental, hoy lejos de aquel éxito.
El pasado 22 de junio se cumplieron 40 años de uno de los partidos con mayor carga política de la historia. Aquella noche, la República Federal de Alemania y la República Democrática de Alemania midieron sus fuerzas en Hamburgo, con dos helicópteros sobrevolando el estadio y tiradores de élite en las alturas. En medio de una importante tensión, el conjunto oriental logró alzarse con el triunfo gracias a un tanto de Jurgen Sparwasser, jugador del Magdeburgo, en el minuto 77. El equipo del Este se había impuesto al del Oeste, que más tarde conseguiría el cetro mundial con estrellas como Beckenbauer, Müller, Maier o Breitner. La victoria convirtió a Sparwasser en una celebridad, tanto que según declaró en una entrevista, «si en mi lápida pusiesen Hamburgo 1974, todos sabrían quién yace debajo de ella».
La de hace cuatro décadas fue la única participación de Alemania del Este en una gran competición futbolística, si exceptuamos los Juegos Olímpicos, que eran de carácter amateur y donde se colgó el oro en 1976 -tras ganar a la selección polaca de Grzegorz Lato-, la plata en 1980 y el bronce en 1964 y 1972.
La siguiente ocasión en la que estuvo cerca de participar fue en el Mundial de Italia 1990. De haber ganado en el último partido de la fase de clasificación ante Austria en Viena, hubieran obtenido el pase. Sin embargo, el partido se jugó el 15 de noviembre de 1989, apenas seis días después de la caída del Muro de Berlín y los futbolistas no pudieron mantener la concentración necesaria. Un `hat-trick' de Toni Polster metió a los austríacos en la cita transalpina. Apenas unas semanas más tarde, el 4 de enero de 1990, nació Toni Kroos en la ciudad hanseática de Greifswald. En la actualidad, es el único jugador del plantel alemán procedente del este que disputa el Mundial.
Pocos meses después de la llegada al mundo del todavía jugador del Bayern, el combinado germanoriental jugaba y ganaba su último partido ante Bélgica. Fue el 12 de septiembre de 1990, apenas 21 días antes de la Reunificación. En pleno fervor tras el título conseguido en Italia, el entonces seleccionador Franz Beckenbauer llegó a afirmar que con la suma de las dos Alemanias, el conjunto germano sería «imbatible». Nada más lejos de la realidad, ya que desde entonces únicamente ha vencido la Eurocopa de 1996.
Seis futbolistas, entre ellos el ganador del Balón de Oro Matthias Sammer, vistieron la camiseta de ambas selecciones. El Mundial de 2002 fue la cita en la que la selección alemana ha contado con más jugadores procedentes del Este, con un total de ocho. La lista de integrantes de la Mannschaft que procede de la zona oriental es larga e incluye a Ballack, Borowski, Schneider, Kirsten, Linke, Wosz, Jancker, Andreas Thon, Jeremies, o el malogrado Enke.
Exceptuando estas individualidades, en los últimos 24 años el fútbol del Este no ha tenido un peso sustancial en Alemania. Prueba de ello es que desde el descenso del Energie Cottbus en 2009, ningún otro equipo oriental ha jugado en la Bundesliga. La próxima temporada, tres equipos -RB Leipzig, Union Berlin y FC Erzgebirge Aue- jugarán en Segunda y cinco más -Hallescher, Chemnitzer, Hansa Rostock, Energie Cottbus y Dynamo de Dresden- en Tercera.
Desde la reunificación, únicamente cuatro equipos del Este han militado en la élite y para encontrar a algunos históricos de la Liga germanoriental hay que mirar a la Cuarta o Quinta División. Es el caso del Dynamo de Berlín, otrora conjunto de la Stasi, que ganó 10 títulos seguidos de 1977 a 1987, el Magdeburgo -campeón de la Recopa de 1974-, el Lokomotiv de Leipzig o el Carl Zeiss Jena.
Actualmente, la situación entre el Este y el Oeste de Alemania dista mucho de ser de igualdad. Tras la reunificación y la posterior desindustrialización, 2 de los 18 millones de personas que vivían en la zona oriental emigraron. La tasa de paro del Este duplica a la del Oeste y los salarios son un tercio más bajos.
Potencias y dopajes
Alemania del Este fue una gran potencia deportiva, y aún hoy ocupa el noveno puesto del ranking histórico del medallero olímpico. Disciplina, preparación e implicación gubernamental fueron las claves. La metodología fue muy innovadora, con colegios especializados para promesas, salas presurizadas que simulaban entrenamientos en altura o inventos duraderos como los bancos de remo tienen denominación de origen germanoriental. Sin embargo, tampoco estaba exenta de puntos oscuros, como el dopaje.
En 2006, un estudio de la Universidad de Humboldt detallaba el programa de dopaje de Estado iniciado en 1975. Se estima que cerca de 10.000 atletas padecieron dicha práctica, sufriendo numerosas secuelas.
Uno de los casos más paradigmáticos es el de Heidi Krieger, lanzadora de peso que ganó el campeonato de Europa de 1986. Sometida desde los 16 años a la inyección de hormonas masculinas o testosterona, en 1997 cambió de sexo y desde entonces es Andreas Krieger. Inició diferentes pleitos contra los responsables del dopaje y hoy está casado con la exnadadora Ute Krause, también obligada a tomar sustancias prohibidas.
El otro punto negro residía en la implicación de la Stasi, tanto en la Liga local como en la persecución de los deportistas que desertaban. La muerte de Lutz Eigendorf en un accidente de tráfico en 1983 está llena de sombras. El futbolista se fugó en 1979 y según testigos durante la noche de su fallecimiento apenas bebió alcohol, sin embargo, la autopsia reveló una importante ingesta de la misma. Algo similar ocurre con el suicidio del piloto Ernst Deiger ese mismo año por consumo de pastillas en Tenerife.
¿Qué fue de Sparwasser?
No obstante, el uso del dopaje no fue exclusivo de Alemania del Este. En 2013, la propia Universidad de Humboldt elaboró un informe de 800 páginas en las que se detallaba el plan nacional de la RFA para utilizar sustancias dopantes. El primer objetivo consistió en conseguir la mayor cantidad de medallas en los Juegos de Múnich, donde el equipo occidental sumó 14 preseas más que en 1968. Esteroides, anabolizantes, testosterona, estrógenos, transfusiones de sangre o EPO formaban parte de una estrategia planificada desde los setenta, según el trabajo publicado por el diario ``Suddeustche Zeitung''.
Pero ¿y qué fue de Jürgen Sparwasser, el autor de aquel histórico gol de 1974? Desde luego no recibió ni un solo regalo del Estado como se dijo, sí tuvo una oferta del Bayern y a los 31 años se retiró tras una grave lesión de cadera y 53 internacionalidades. En 1988 se publicó que se pasó al otro lado aprovechando un partido de la selección. «Aquel gol me trajo más problemas que alegrías», confesó en alguna ocasión por su utilización como icono comunista. Pero la realidad es que durante aquellos años, la pregunta más recurrente en aquel lado del muro era: «¿Y tú dónde estabas cuando marcó Sparwasser?»