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Alegría y emoción al encontrar los primeros huesos de los fusilados tras la fuga de Ezkaba

«Significa una alegría encontrar estos huesos de personas que mataron sin culpa ni nada», declara Juanito Urdaniz, testigo vivo de los fusilamientos tras la fuga del fuerte de San Cristóbal el 22 de mayo de 1938. Este vecino de Berriozar tenía 13 años cuando ocurrieron estos hechos en un pueblito de 24 vecinos y, a los 90 años, recuerda todo perfectamente.

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Él ha sido siempre el que ha indicado el lugar donde enterraron a cinco de los fusilados, en la falda del monte Ezkaba, en la zona llamada Esparceta. Juanito ha paseado por aquí infinidad de veces, pero la visita de hoy ha sido muy especial.

Por iniciativa del Ayuntamiento de Berriozar, que conocía la historia de estos fusilamientos por la transmisión oral de los mayores a los jóvenes, Aranzadi ha comenzado la prospección en el sitio donde testigos como Urdaniz señalaban que había dos enterramientos. En uno de ellos se cree que hay restos de cuatro personas, y en el otro de una. Los dos están al lado. Y efectivamente. Nada más empezar a limpiar la zona y levantar la tierra con la excavadora, han comenzado a salir a la luz los primeros huesos, con zapatillas incluidas. Y, junto a ellos, han empezado a correr las primeras lágrimas. Lágrimas de alegría y de emoción, después de casi 77 años.

En palabras de Joaquín Urtasun, otro vecino del pueblo que se encuentra al lado de Juanito, sin perder detalle de los trabajos de los técnicos de Aranzadi, este es «el reconocimiento del pueblo que entonces no pudo hacer nada», es la manera de «dar una sepultura digna y reconocer que fueron injustamente asesinados». Carmelo Urra, al que denominan «el historiador de Berriozar», añade que «se están salvando la memoria y el silencio; es una doble salvación».

En torno a estos enterramientos, salen miles de historias, como el de las mujeres que subían a las fincas que hay arriba con el almuerzo y se alejaban del camino por no estar cerca, como respeto al cementerio. O como el del padre de Juanito, al que por poco lo matan confundiéndole con uno de los huidos del fuerte. «Ahí cazaba palomas de pequeño», cuenta otro vecino que vino de Andalucía a los 5 años y que vive en Berriozar desde 1971, señalando el lugar donde trabajan los técnicos. Dice que en el pueblo se oía algo…

795 presos se dieron fuga del fuerte ubicado en la cima de Ezkaba. La mayoría fueron capturados y solo tres (cuatro, según algunos historiadores) consiguieron su objetivo: llegar al Estado francés. Fueron muertas más de 200 personas.

Juanito recuerda que cuatro fugados se entregaron en Artica y que de allí los llevaron a Berriozar, donde pasaron la noche en la escuela. Micaela Cámara, la esposa del maestro, les dio la cena y al día siguiente los uniformados los fusilaron. Les dieron la oportunidad de confesarse y uno lo hizo y los demás no. Unos días después, fue entregada la quinta persona, trasladada en el autobús Imoztarra, fusilada y abandonada en Esparceta sin enterrar. Urdaniz comenta que fue enterrado por un vecino, que vio cómo los bichos le habían comido los ojos.

«Siempre pensó que logró escapar»

Hedy Herrero Hernán, colaboradora de la asociación Txinparta, que no cesa de clickar su cámara y que pide «tres kilos de clinex», cuenta a NAIZ por qué ha hecho suyo este hallazgo. No se sabe seguro quiénes son estos cinco fusilados, pero se dan dos nombres: José Varona Clemente, de Pancorbo, Burgos, de 25 años; y Saturnino Ichaso Bea, de Zolina, Nafarroa. El abuelo de Hedy, Teodoro Hernán Aguado, se fugó junto a José. Los detuvieron y juzgaron juntos. Eran muy amigos. «El abuelo contaba que en un momento lo perdió de vista. Siempre pensó que logró escapar. Murió con esa idea», relata con los ojos rojos.

También siguen la prospección Raúl Maiza, teniente de alcalde del Ayuntamiento de Berriozar y el parlamentario navarro Víctor Rubio, ambos de EH Bildu. El primero ha informado de que después del permiso de los departamentos de Cultura e Interior del Gobierno navarro, han decidido realizar la exhumación con la colaboración de Aranzadi, con un presupuesto de 5.000 euros, en favor de «la dignidad de las personas aquí fusiladas». Rubio, que además de trabajar en la comisión técnica sobre memoria histórica es nieto de un fusilado, indica que en esta legislatura se ha aprobado la ley de la memoria histórica, que el Gobierno navarro no cumple, por lo que asumen el trabajo los ayuntamientos. En nombre de EH Bildu, afirma que están dispuestos a hacer la labor que, en su opinión, deberían hacer los gobiernos de Madrid e Iruñea.

Los trabajos continúan este viernes

Hacia las 18.00 Aranzadi ha dado por finalizados los trabajos de hoy. Por ahora, han hallado restos de dos de los cinco fusilados en Ezkaba. Tienen previsto continuar con la prospección mañana por la mañana, por lo que han dejado la máquina en el lugar. La cita es a las 9.30 en la plaza del Pueblo Viejo de Berriozar, para ir a la zona de los enterramientos, Esparceta, a cinco minutos del pueblo, y retomar la inspección enseguida.