Auge y caída de una amistad
[Crítica: ‘The Climb’]
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Dirigida, co-guionizada y co-protagonizada por Michael Angelo Covino, ‘The Climb’ es una comedia mordaz e inteligente que gira en torno a una amistad que podría ser considerada como «tóxica», y que ha sido compartida durante diez largos años por dos personajes un tanto singulareses.
Desarrollada a la manera de una película de episodios, dividida en capítulos que bien podrían ser tomados por viñetas de cómic, esta producción independiente concentra buena parte de su interés en revelar al espectador las fluctuaciones de una amistad compartida por dos personas antagónicas que, a pesar de sus caracteres diametralmente opuestos, parecen condenadas a entenderse y a pesar de situaciones que hubieran torpedeado cualquier asomo de fraternidad.
Covino maneja muy bien los tempos y si bien no todos los episodios que componen este retrato tienen el mismo acabado, en su conjunto se revela una saludable y negra comedia filmada por un cineasta que ha sabido aprovechar las posiblidades del siempre complejo plano secuencia en los que también asoma el musical.
El arranque del filme ya es de por sí prometedor ya que nos presenta a los dos protagonistas —uno director y el otro co-guionista del filme— ascendiendo una montaña en sus respectivas bicicletas. En esta subida que para uno resulta fluida y para el otro una especie de tormento, asomará un diálogo que prenderá la mecha que da sentido al filme.