Que la mascarilla no obstaculice los planes del presidente Sánchez
Si un grupo de antropólogos de, pongamos, el espacio exterior cayesen por aquí para realizar una investigación de campo sobre la campaña electoral vasca tendrían material de sobra. El covid-19 lo ha trastocado todo. Para ilustrarlo, el acto de este mediodía del PSE en Donostia, con un aforo reducido para recibir a un Pedro Sánchez que lleva bien enfundado el traje –blazer, en su caso– de estadista. Si el PP no se une, ha dicho, «que no estorbe».
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La primera de las tres visitas previstas del presidente de Gobierno español y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, a Euskal Herria en apoyo a la candidatura encabezada por Idoia Mendia ha pasado de la primera localización prevista –los jardines del Palacio Miramar– a un lugar menos marítimo, pero más «manejable» en lo organizativo como es el Parque Científico y Tecnológico de Gipuzkoa, ubicado en Miramon.
Un acto electoral que, en circunstancias normales, habría congregado a unas 500 personas, debido a las medidas de seguridad sanitarias ha tenido que reducirse a unas cien. Entre los asistentes, rostros conocidos del partido en Gipuzkoa, como el delegado de Gobierno, Denis Itxaso, y el consejero Iñaki Arriola.
Fuera, como es habitual en este tipo de visitas, presencia policial. Dentro, distancias de seguridad, mascarillas del partido –esto de sacar mascarillas ad hoc se va a convertir en la moda del verano– y ese cierto aire a extrañeza que lo cubre todo en estos tiempos; como una cierta frialdad, ante la falta de abrazos y contacto físico, que se combate con mucho aplauso.
Mendia: «Apostamos por acuerdos sin vetos»
La pandemia ha sido la protagonista, sin duda, del acto. Más que la pandemia, su gestión por el Ejecutivo de Madrid. Porque nadie ha hablado de sus socios de Gobierno; algo que es, por demás, habitual en campaña, no nos extrañemos. Aunque en las palabras de los vascos, sí que sobrevolaba la figura del Ejecutivo de coalición con el PNV, como cuando Eneko Andueza, el secretario general del PSE-EE de Gipuzkoa y cabeza de lista por este herrialde, ha apuntado que todo el mundo «sabe que tenemos la llave de la gobernabilidad».
Ha habido mensajes también de Idoia Mendia en este sentido, en unos tiempos, ha dicho, «que no están para experimentos». Y más: «El acuerdo es la única herramienta válida para resolver los problemas». Con quién, eso no lo ha dicho, aunque se ha repetido varias veces la palabra «autogobierno».
Aquí algunas ideas lanzadas por Mendia: «Nunca se ha desarrollado tanto el autogobierno como cuando los socialistas hemos tenido el Gobierno de España», cuando se han conseguido las cosas es «cuando [los socialistas] hemos estado sentados a ambos lados de la mesa», y su partido apuesta por «un acuerdo sin vetos, ni exclusiones con todos los agentes sociales, con todos los partidos y todos los Gobiernos».
Escuchando a Sánchez
Y ha llegado el momento del presidente. Sin leer un papel, relajado en el estrado, ha optado por un tono más reflexivo, apartado de lo estrictamente electoral, para hablar con su gente sobre la situación provocada por esta crisis sanitaria. De lo que se ha hecho, de lo que hay que hacer, de lo que él ha hecho.
Si esos antropólogos estuvieran aquí, ¿qué verían? Se dice de él que es ambicioso. Bueno, es difícil que alguien cuya principal virtud sea la modestia llegue a presidente de Gobierno y secretario general de un partido grande, con una maquinaria como la del PSOE. Se dice también que es un superviviente, y de eso tampoco hay la menor duda, porque su trayectoria política lo corrobora; de defenestrado por su partido, a renacer de sus cenizas: alcanza la cabeza de su formación, echa a Mariano Rajoy y, cuando consigue el poder, le toca enfrentarse a la mayor crisis, a todos los niveles, de las últimas décadas.
«Siento un tremendo orgullo de ser presidente de España», ha dicho Sánchez, «de un país y una sociedad que ha sabido autoimponerse restricciones» para protegerse y hacer frente a esta pandemia, incluso renunciado a un derecho fundamental como es el derecho a la movilidad. Ahora, en esta desescalada, «tenemos que aprender a convivir con el virus y no podemos relajarnos, porque podemos echar por tierra muy fácilmente el esfuerzo realizado», ha advertido.
En «solo cuatro meses» –ha recalcado este espacio de tiempo–, su Ejecutivo ha dado la vuelta a la ecuación de los Gobiernos del PP, que durante años han consistido, ha afirmado, «en imponer, recortar y bloquear». Entre las medidas alcanzadas por el Gabinete que encabeza y que ha enumerado, estas: la reforma estructural de los ERTE para que las empresas no opten por «el despido fácil», más de un millón de autónomos «cobra prestación por cese de actividad que también se ha extendido en los próximos meses» y se ha puesto en marcha el Ingreso Mínimo Vital.
«Unidad», «proteger», «dialogar», «avanzar», «común», «conjunto», «acuerdo»… Pedro Sánchez ha repetido estos términos para hablar de lo que hace el Gobierno que dirige… y hasta se ha deslizado alguna expresión en primera persona. Se busca la unidad, la cogobernaza ha dicho, con las comunidades autónomas: «Aunque desde la óptica nacionalista se ha planteado poco menos que lo que ha hecho el Gobierno es recentralizar competencias, no es así. Lo que hemos hecho es coordinar la acción de las comunidades autónomas y ni recentralizar ni tampoco caer en ese egoísmo localista de cada comunidad autónoma de ir por su cuenta. Lo que queremos es cogobernanza».
Y, enfrente, la hoja de ruta de la derecha. Ha criticado «la perseverancia al usar el virus para derribar al Gobierno, cuando el enemigo de la derecha no soy yo: el enemigo de la derecha y de los ciudadanos es el virus y las consecuencias de la pandemia». Ahora, cuando se debe negociar en Europa la salida conjunta a la crisis, Sánchez ha pedido desde Donostia al PP que, «si no quiere apoyar» a su Ejecutivo en la negociación en Bruselas, «al menos, que no estorbe. Es lo único que les pido», ha insistido.
Aplausos, fotografías, saludos y, como en una escena de película, los guardaespaldas se han montado en sus coches. Y el parque tecnológico se ha quedado tan tranquilo como cualquier domingo al mediodía, más en tiempos de pandemia.