INFO

Los epidemiólogos navarros contemplan un colapso sanitario, sin llegar al nivel de marzo

El informe epidemiológico semanal número 36 del Instituto Navarro de Salud Pública y Laboral de Nafarroa (ISPLN), correspondiente a la semana del 31 agosto al 6 de septiembre, incluye un análisis de lo que ha sucedido en verano y una previsión de tres escenarios para próximos meses. En el primero de ellos, la capacidad de Osasunbidea se vería «sobrepasada en algunos momentos, aunque no debería llegar a los niveles que se produjeron en marzo».

Ambiente en una terraza de la Plaza del Castillo. (Iñigo URIZ/FOKU)

Los técnicos del ISPLN para nada creen que durante el verano haya empezado la segunda ola. «En ningún caso procedería describir la situación durante el verano como onda epidémica», sentencia el análisis. Y esto es una mala noticia, porque quiere decir que la segunda onda será algo mucho peor. Desde un punto de vista epidemiológico, «el verano se ha caracterizado por una circulación mantenida del SARS-CoV-2 en Navarra con un nivel de actividad bajo y niveles de incidencia estable con oscilaciones». 

Esto no quiere decir que la situación no sea grave. A inicios de verano, el nivel de gravedad fue «bajo» pero subió a medio conforme la enfermedad empezó a afectar «en proporciones crecientes de personas con factores de riesgo o edad avanzada, así como población de edad media en general».

El ISPLN cree que el número de personas que se han inmunizado contra el virus en Nafarroa rondaría las 10.000 (para una población de algo más de 650.000 personas).

Esta situación de control de la epidemia que se ha producido a lo largo del verano se habría debido al cumplimiento de las medidas de seguridad y, también, a la climatología, que no ha sido favorable para la propagación del virus.

Una vez realizado este análisis, los epidemiólogos confiesan que es muy difícil prever la evolución, pero barajan tres escenarios: que se desate la segunda ola, que exista una «circulacion sostenida» o que se dé una «circulación controlada».

Llegada de una segunda ola

«El SARS-CoV-2 mantiene potencial para producir una segunda onda epidémica en los próximos meses, y a juzgar por la fuerza de propagación que mantiene, esta onda podría no demorarse», según la previsión del servicio de epidemiología de Nafarroa.

Los elementos que desatarían esta ola son el cambio de tiempo, el aumento de la interacción social (con el reinicio del curso escolar, etc.) y la relajación de las medidas sanitarias.

Esta ola no sería, sin embargo, tan «devastadora» como la que llevó al confinamiento por varios motivos: «el conocimiento científico de la infección mucho mayor, la disponibilidad de pruebas diagnósticas suficientes, la experiencia adquirida en la organización del sistema asistencial, los avances en el manejo clínico de los pacientes, el entrenamiento de la sociedad en la aplicación de medidas preventivas (uso de mascarillas, distanciamiento, higiene de manos) y la existencia de una parte de la población con inmunidad frente al virus».

Estamos lejos de la inmunidad de rebaño, pero los epidemiólogos entienden que muchos de los perfiles que podrían propagar el virus en gran medida, como es el caso de los sanitarios, ya se han inmunizado.

Aun con todo, el INSPL contempla que, en este escenario, «el sistema sanitario podría verse sobrepasado en algunos momentos, aunque no debería llegar a los niveles que se produjeron en marzo». Para que eso no ocurra, «es clave extremar al máximo la prevención en torno a las personas mayores, y sobre todo en las residencias de mayores y de personas dependientes».

También se valora que «eventualmente» haya que tomar «medidas restrictivas» para modular el curso de la epidemia, si bien el documento no precisa cuáles pudieran ser.

Escenario de «circulación sostenida»

Para el INSPL, esta es la hipótesis más probable de las tres. Las medidas preventivas «equilibrarían» la capacidad infecciosa del virus, pero sería una lucha sin descanso, dado que se sucederían «ondas pequeñas y medianas que se prolongarían durante el otoño e invierno».

Se conseguiría evitar una «segunda onda epidémica en toda su magnitud», pero resultaría agotador. Y si ese «efecto desgaste» acabara relajando las medidas «se podría romper el equilibrio, pasando rápidamente al escenario de la segunda ola».

Escenario de «circulación controlada»

Existe un tercer escenario, pero los redactores del documento no lo ven como demasiado probable: que la ciudadanía lograra controlar la transmisión, gracias a un elevado nivel de concienciación. No basta con medidas coercitivas. «La experiencia del verano y la comparación entre países han puesto de manifiesto que las prohibiciones y sanciones tienen una utilidad limitada en el control de esta epidemia», asegura el informe. Solo se contendrá la epidemia con mayor nivel de concienciación. No es una opinión, sino un hecho constatado. «Aquellos países que han conseguido trasladar la responsabilidad a los ciudadanos son los que han conseguido controlar mejor la propagación del virus», sentencia el texto.

Pese a que este escenario de «circulación controlada» es el menos probable, contiene algunos de los apuntes más interesantes del informe. Y estos son, precisamente, aquellos donde los epidemiólogos explican por qué no es el escenario más probable. «El nivel de interacción física mantenido durante el verano podría no ser suficiente para la contención durante el invierno, y además, habría que mantener la disciplina hasta la primavera de 2021», explican.

Además, la experiencia de otros años con las enfermedades que más se parecen a este coronavirus les hace ser pesimistas. «La información epidemiológica de años previos indica que Navarra, así como otras comunidades autónomas del norte peninsular, están entre las regiones de Europa que tienden a afectarse antes y más intensamente por epidemias de virus respiratorios estacionales, lo cual es resultado de la confluencia de dos circunstancias: una meteorología más desfavorable que en el sur de la península y una interacción social durante el invierno más intensa que en otros países del norte de Europa».

En último término, estos epidemiólogos incluyen en el análisis la posibilidad de que una vacuna ayude a la contención. «La disponibilidad de una vacuna eficaz ayudaría a consolidar este escenario; sin embargo, parece improbable que esté antes de 2021 y al principio las cantidades disponibles pueden ser insuficientes para modificar de forma apreciable el curso epidémico». La frase no desprende demasiado optimismo.