El Gobierno González dijo que las cartas-bomba «tienen sello de ETA» y el PSE apuntó a HB
«ETA es la única que en la historia de España han matado a personas inocentes con este método». Es lo que dijo la portavoz del Gobierno español, Rosa Conde, tras la carta-bomba que mató en 1989 al cartero José Antonio Cardosa en Errenteria. El PSE no se quedó atrás. Y el PNV calló, como ahora.
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La confirmación de que fueron los aparatos del Estado quienes enviaron las cartas-bomba contra HB de 1989 ha sido seguida de un silencio espeso en los principales medios españoles. En Euskal Herria los diarios más vendidos, del Grupo Vocento, han optado por tergiversar la realidad hablando de «cartas-bomba a ETA» cuando ninguno de sus destinatarios era miembro de esa organización.
Todo ello da continuidad a una distorsión que entonces lideraron el Gobierno español al que pertenecía José Luis Corcuera –señalado directamente en la conversación Asunción-Alonso Manglano– y el propio PSE, mientras el Gobierno de Lakua dirigido por José Antonio Ardanza y el PNV eludían la cuestión.
La hemeroteca muestra cómo el PSOE cerró filas sobre el crimen. Al día siguiente de la explosión que mató al joven cartero en Errenteria, la portavoz del Ejecutivo español, Rosa Conde, afirmó que aquella carta-bomba «tiene el sello de todos los atentados de banda terrorista ETA». Y lo justificó con este argumento: «Son los únicos que en la historia de España han matado a personas inocentes con este método».
En cuanto al PSE, en condición de portavoz de la Ejecutiva José Antonio Maturana calificó de «bastante sospechoso» el atentado, y dirigió acto seguido los focos sobre HB, curiosamente la fuerza política que estaba recibiendo aquellas cartas-bomba. Según su exposición, «esto está dentro de la campaña manipuladora de HB», «tiene antecedentes» y «hay un cierto olor a podrido».
Maturana presentó además como «intento de linchamiento» al entonces gobernador civil de Gipuzkoa lo ocurrido al día siguiente en el funeral de Errenteria, cuando la presencia de José Ramón Goñi Tirapu fue contestada por los vecinos como una provocación. Uno de sus escoltas disparó varios tiros, hiriendo en la rodilla a un hombre llamado Félix García Rivera.
Por su parte, HB no puso en duda en ningún momento que fueran acciones de guerra sucia. Ya el 20 de setiembre de 1989, nada más morir Cardosa, preguntó a los partidos del Pacto de Ajuria Enea si «esta es la cara oculta» del acuerdo.
32 años después, «cartas a ETA»
Pasadas más de tres décadas, la última revelación sobre esta trama de terrorismo de Estado ha generado silencios elocuentes por el momento. EH Bildu es la única formación que se ha referido al tema, reclamando la comparecencia en el Congreso tanto del entonces ministro de Interior como del actual. Y resulta llamativo que su batería de iniciativas ni siquiera haya sido objeto de atención esta vez para las principales agencias de noticias del Estado ni para la mayoría de los medios vascos.
Ni el Ejecutivo Urkullu ni el PNV han hecho tampoco valoración alguna, como entonces ocurrió con el de Ardanza y el EBB liderado por Xabier Arzalluz. No obstante, en redes hay quien recuerda lo que dijo el exconsejero de Interior, Juan María Atutxa, sobre el ministro Corcuera en una entrevista en ‘El País’: «Un hombre transparente, un hombre de fiar. Yo creo que en ningún momento, ni él hacia mí, no yo hacía él, nos ocultamos ninguna carta». En 1989 Atutxa todavía no llevaba esa cartera; el consejero era Juan Lasa. El PSE ya estaba en el Gobierno de Lakua como soporte del PNV, con Ramón Jáuregui como vicelehendakari.
En el tratamiento de esta noticia sobresale igualmente que medios del Grupo Vocento, comenzando por ‘Abc’ que ha levantado la noticia y acabando en ‘El Diario Vasco’, hayan presentado esos atentados como «cartas-bomba a ETA». Sus destinatarios fueron en realidad el abogado Iñigo Iruin, concejales de HB en Azpeitia y el militante de la izquierda abertzale de Errenteria Ildefonso Salazar «Melli» (aunque la bomba acabó matando al cartero Cardosa, al meterla en el buzón). El parlamentario navarro Patxi Erdozain también había recibido un paquete similar unos meses antes del mismo año. El hilo conductor entre todos ellos era HB, como queda claro.