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El «Unicornio» Porzingis emerge en las Finales de la NBA para dar el primer golpe de Boston

Con 20 puntos en 21 minutos y una incidencia global en el juego por parte del ala-pívot letón, los Celtics han superado por 107-89 a unos Dallas Mavericks limitados al talento de Doncic. Kyrie Irving, en su regreso a un TD Garden de uñas con él, no ha tenido su día.

La irrupción de, Porzingis, en la imagen, colgándose del aro, ha desequilibrado el primer duelo de las Finales de la NBA. (Maddie MEYER | AFP PHOTO)

BOSTON CELTICS 107 (1) - DALLAS MAVARICKS 89 (0)

Ni Doncic, ni Tatum, ni Irving, ni Jaylen Brown... Kristaps Porzingis. El letón de 28 años se ha pasado buena parte de los play-offs de la NBA de baja por una lesión en la pantorrilla, pero cuando han arrancado las Finales, ha terminado siendo el elemento diferencial a favor de los «Orgullosos Verdes»: 20 puntos –18 de los cuales antes del descanso–, 6 rebotes y 3 tapones... todo ello en 21 minutos. El historial de lesiones del espigado ala-pívot báltico da mucho apuro y tras un número elevado de partidos ausente en esta postemporada, Joe Mazzulla prefiere ir con pies de plomo. Pero el «Unicornio» letón ha sido el arma secreta de unos Celtics que han golpeado primero, y bien fuerte además.

«Simplemente, nos ha dado la mejor oportunidad de ganar. Ha estado genial en ambos lados de la cancha», ha explicado tras el partido el técnico Mazzulla.

Ha sido un primer encuentro de un extraño cruce de caminos, por otro lado. Porzingis formó parte de los Dallas Mavericks entre 2019 y 2022, formando una suerte de «dúo de la muerte» con Luka Doncic que, en realidad, nunca funcionó. Días antes de los partidos ha habido algún intento de crear la figura de una cierta enemistad entre el esloveno y el letón, pero los dos se han apresurado a desmentir tales extremos, pero lo cierto es que su combinación en la franquicia texana no funcionó, dado que se vio la versión más gris de un Porzingis que, luego de su paso por Washington en la pasada temporada, este año ha encontrado su sitio en Boston, ejerciendo las veces de «pívot abierto», capaz de intimidar en la pintura pero sin cerrar los espacios a los Jaylen Brown y Jayson Tatum por su fiabilidad en el tiro exterior.

«Ejecución en defensa, plan de juego, jugando en más de una posición en la parte ofensiva, siendo físico y haciendo jugadas en los dos lados de la pista. Pienso que –Porzingis– ha jugado genial y ese es el "KP" que nos ha ayudado a estar donde estamos hoy», ha indicado un Joe Mazzulla encantado con el regreso del gigante letón.

El dominicano Al Horford tampoco ha dejado pasar la oportunidad para elogiar a su compañero de posición. «Ha estado genial. Me ha sorprendido gratamente ver lo bien que ha jugado. Ha estado muy fluido y con mucha energía y moviéndose bien. Sabemos que puede anotar, pero defensivamente lo he visto muy bien también», ha reconocido.

Abucheos a Kyrie Irving

La otra pieza que ha cruzado sus camino con el exjugador del Betis y de los Knicks de Nueva York ha sido Kyrie Irving. Después de su salida de los Cleveland Cavaliers en 2017, recaló en la franquicia de Massachusetts hasta 2019. En el equipo de la 2017/18 debutaba Jayson Tatum y Jaylen Brown jugaba su segunda temporada, mientras que Al Horford, que lleva en la NBA desde 2007, ya seguía allí, junto con Marcus Smart, Greg Monroe, Terry Rozier o el australiano Aaron Baynes –aparte de que jugadores conocidos como Yabusele o Shane Larkin–, y aquellos Celtics llegaron a las Finales de Conferencia, para caer ante los Cavs de LeBron James por 3-4. Un año después, el equipo se mantenía, pero el equipo funcionó peor, en buena medida por el mal ambiente que creaba Irving, que además en su primera campaña debió pasar por el quirófano. Llegando a los play-offs, Boston caía por 1-4 ante los Bucks de Antetokounmpo, y Kyrie Irving ponía rumbo a Brooklyn, dejando un recuerdo bastante malo en el TD Garden.

Por eso el contraste del partidazo del letón con el duelo discreto de un Kyrie que ha firmado 12 puntos, con un 6 de 19 en tiros de campo, quién sabe si descentrado por los abucheos de los aficionados célticos.

«Es baloncesto al final. Estoy acostumbrado a estar en estos ambientes. De hecho, pensaba que iba a haber más ruido, pero espero lo mismo en el segundo partido. La energía se tiene que enfocar en el partido. El ambiente va a ser lo que es, pero yo quiero asegurarme de mantener la confianza», ha indicado el base de los Mavs.

Roto en el primer cuarto

Lo cierto es que la lucha por el partido ha durado un cuarto. Es verdad que los Mavericks se han arrimado en el tercer asalto, pero Boston ha sabido gestionar el parcial de 37-20 que han conseguido a botepronto. Ahí ha llegado la irrupción de Porzingis en su estado más virgen y puro, sorprendiendo a propios y a extraños como cuando debutó en la NBA, adonde el letón llegó tras una tremenda pitada recibida por sus propios aficionados en la noche del draft y en menos de un mes el Madison Square Garden estaba comiendo de su mano.

«Esta noche fue una reafirmación para mí mismo de que soy bastante bueno. Quizá no soy perfecto, pero soy bastante bueno y puedo jugar así y sumar al equipo», ha indicado el propio Porzingis, que con su irrupción ha eclipsado los 30 puntos de Luka Doncic por parte de Dallas, pero también que en su equipo Jaylen Brown ha sumado 22 puntos y 6 rebotes, y una muy buena defensa sobre Doncic en no pocos momentos, o un Jayson Tatum que ha formado 16 puntos –con 6 de 16 en tiros de campo–, más 11 rebotes y 5 asistencias, amén de que hasta seis jugadores han llegado a los 10 puntos entre los «Orgullosos Verdes».

Los Mavs han seguido peleando y han metido cierta inquietud en el cuerpo de sus rivales al arrimarse 72-64 ya en el tercer período. Ese ha sido el momento de Jaylen Brown. Un par de robos sobre Doncic y tres tapones para liderar un parcial de 14-2 que ha vuelto a dejar las cosas en su sitio. A partir del 86-66, el duelo se ha empezado a hacer muy cuesta arriba para la franquicia texana mientras que Boston, que ha presentado su candidatura al anillo, ha podido disfrutar de un final plácido que los coloca un pasito más cerca de su decimoctavo anillo.