INFO

Armand Duplantis, oro en pértiga con récord mundial: 6.25

El sueco se ha proclamado campeón olímpico en pértiga y lo ha hecho mejorando su anterior marca mundial. Ha dejado el listón en un 6.25 que solo él parece poderlo mejorar de nuevo.

Armand Duplantis, el rey mundial de la pértiga, posa con su nuevo récord mundial. (Kirill KUDRYAVTSEV | AFP)

Armand Duplantis está más cerca del cielo. Vino a París a buscar el oro, pero también a vencerse a sí mismo y agrandar su leyenda. El sueco de 24 años, el mejor pertiguista de la historia del atletismo, ya hace tiempo que no compite contra sus rivales, si no que salta para ir mejorando sus propias marcas. Y en una noche cálida ante casi 80.000 almas totalmente entregadas a sus pies, en un Stade de France que ha vuelto a ser una fiesta deportiva, ha cumplido todos los objetivos.

Primero se ha segurado el primer escalón del podio en los Juegos Olímpicos de París 2024. Ha defendido el título ganado en Tokio 2020 con un “simple” salto de 6 metros. Después, con la tranquilidad de haber revalidado la máxima presea, se ha elevado hasta 6,10 y ha marcado un nuevo récord olímpico, arrebatándoselo al brasileño Thiago Braz, que el 15 de agosto de 2016 lo estableció en 6,03 metros. Y más tarde, después de dos intentos fallidos, ha superado su propia plusmarca para estar más cerca del firmamento (6.25).

Y lo mejor de todo: parece que este tío puede seguir escalando hacia el mismísimo cielo. Cosa que no han podido el estadounidense Sam Kendricks, que se ha quedado con la plata con 5,95, y el griego Emmanouil Karalis, que ha sido bronce con 5,90. Hasta ahí la competencia reservada para los mortales.

Porque después ha llegado el show. Armand Duplantis ha ordenado colocar el listón en 6,25 metros, un centímetro más de la plusmarca que poseía. Lo ha intentado una vez. No ha salido, la vara ha caído con él y ha quedado sentado en la colchoneta. Lo ha intentado otra. Tampoco. Ha vuelto a rozarla con las rodillas cuando parecía que había pasado bien y ha terminado con una mueca de fastidio en el rostro. Y a la tercera, con todo el estadio aclamándole y los ojos puestos en él porque a esas horas ya todas las competiciones habían finalizado, ha iniciado la carrera, ha mirado hacía arriba, se ha impulsado con su pértiga y ha culminado un salto limpio que le ha hecho entrar en el olimpo. La vara ha quedado quieta, ni se ha movido, y el estadio ha explotado. Y Duplantis, por fin, lo ha festejado a lo loco, como lo exigía la ocasión.

Duplantis toca la campana como campeón olímpico en pértiga, con récord mundial incluido, y con la ikurriña como testigo. (Ben STANSALL/AFP)

Relajado

El sueco es el mejor saltador con pértiga de la historia y, aparte de sus medallas, sus marcas lo acreditan. Llegó a París como plusmarquista mundial con 6,24 metros, un registro que hace años parecía impensable para cualquiera y que, a día de hoy, se ve impensable para sus rivales. La prueba es que de los treinta restantes competidores en París solo cinco llegaron a los Juegos habiendo los seis metros.

Tras el trámite de la clasificación, la final ha sido como un entrenamiento para el sueco, al que en ocasiones se le ha visto distendido, sin nervios, hablando con los rivales e incluso sentado en el banco con la mirada pérdida, reflejo de la relajación. Así, el sueco, muy confiado en sí mismo, se ha reservado lo mejor para cerrar la jornada de atletismo en Saint Denis y cerrar una noche mágica.

En 2018, en los Europeos de Berlín, empezó su reinado, que seis años después se mantiene con una colección impresionante de títulos: dos oros olímpicos en Tokio 2020 y París 2024, dos Mundiales (2022 y 2023) al aire libre y dos en pista cubierta (2022 y 2024), tres Europeos al aire libre (2018, 2022 y 2024) y uno bajo techo (2021).

Su penúltimo gran hito fue el nuevo récord del mundo que instauró en la Diamond League de Xiamen (China) en abril con 6,24 metros. La incógnita era si en París, con el oro asegurado, intentaría batir esa marca jaleado por el público, como más le gusta. Y el resto es historia. «¿Pero hasta cuándo?» es la pregunta. La respuesta solo la sabe el propio Armand Duplantis.