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La Vuelta baja sus grados centígrados pero mantiene la temperatura con su salto a Galicia

La solidez de Ben O'Connor con el maillot de líder, las dudas despertadas por Roglic en Granada, los múltiples candidatos al podio y el desgaste por el calor dejan la Vuelta 2024 bien abierta en su segunda semana, cuando la ronda hispana sigue acumulando dureza.

Saber si Ben O'Connor aguantará sigue siendo la pregunta nuclear de esta Vuelta. (CXCLING CREATIVE AGENCY)

La Vuelta 2024 cambia de latitud, abandona Andalucía para pasar a Galicia, bajando de golpe diez grados centígrados de temperatura, pero no así la dificultad en las próximas jornadas ni la propia temperatura que ha adquirido la prueba. El director de Red Bull bora Patxi Vila ha aprovechado este primer días de descanso y traslado de la ronda hispana para explicar en una entrevista a ‘Radio Euskadi’ lo que ha sufrido el pelotón en este primer segmento de la carrera, y al mismo tiempo, lo que le espera luego de la última etapa con final en Granada, que mantiene a Ben O'Connor como líder sólido a la par de que ha desnudado alguna debilidad en Primoz Roglic.

«Sabíamos antes de venir a la Vuelta que había un factor fundamental como es el calor por donde se iban a desarrollar las primeras etapas y así ha sido. Han sido condiciones extremas, con muchos ratos de 41 grados, diría que durante horas. Yo, desde luego no había visto tantos días seguidos de tanto calor, y toda la cantidad de agua y hielo que hemos tenido que dar ha superado todas nuestras previsiones. Y creo que eso va a hacer mella en lo que queda de Vuelta», ha indicado el director navarro.

Después de tanto sofoco, la Vuelta salta a Galicia al rojo vivo. Allí no es fácil encontrar territorio llano y eso en ciclismo significa carreteras en continuo sube y baja jalonadas con ascensiones que sin puntuar pueden llegar a hacer tanto o más daño que las marcadas como puntuables. Es el lugar perfecto para las emboscadas y así lo refleja la décima etapa de la Vuelta.

El recorrido de la décima etapa, ya con el ecuador de la carrera a punto de alcanzarse, llevará al pelotón en territorio de la provincia de Pontevedra desde Ponteareas a Baiona con 159,6 kilómetros.

El diseño de la etapa es de los que pueden hacer saltar por los aires cualquier tipo de previsión y en los que controlar la carrera se convierte en una tarea extenuante que puede hacer colapsar a cualquiera.

«Para que la gente se haga una idea, la Dauphiné, que es una de las rondas más duras de una semana, suele acumular un desnivel medio de 3.000 metros por etapa. Las primeras nueve etapas de la Vuelta han acumulado una media de 3.100 metros de desnivel; esta semana que empieza se irá a los 3.200 y la tercera semana, acumulará de media 3.300 metros de desnivel. Todo ello, sumado al desgaste hasta este momento hará que sea posible que veamos comportamientos que no podamos explicarnos», ha advertido Patxi Vila ante lo que se avecina.

La previsión de cara a la décima etapa es que no se produzca la habitual fuga intrascendente que marca el ritmo de carrera, sino que se arranque a velocidad de vértigo y se forme un numeroso grupo en el que haya alguna presencia que haga saltar las alarmas. Y sobre todo cuando los ciclistas afronten el cuarto alto puntuable de la jornada, el más duro de todos: el Alto de Mougás, cuya cima estará a 20 kilómetros de la meta, casi 10 kilómetros de subida a un 6% de pendiente media, pero con tramos que alcanzan el 15%, una ascensión de primera categoría y conbonificaciones en la cima.

En el recuerdo sigue muy presente la penúltima etapa de la edición de la Vuelta de 2021 entre Sanxenxo y Mos, por encima de los 200 kilómetros, que provocó el cisma en Movistar con el inesperado abandono del colombiano Miguel Ángel ‘Supermán’ López, impotente al ver como se le escapaba irremediablemente la opción del podio final.

Un líder «feliz»

O'Connor tiene una buena ventaja de casi cuatro minutos sobre Roglic, pero a partir del esloveno la general está en un pañuelo. Carapaz y Mas, ambos cotizando al alza, están a menos de un minuto, y luego más alejados se mantienen Mikel Landa y Carlos Rodríguez, pero con margen de reacción, demostrando estos dos últimos ser corredores más «diesel», pero que raramente se quiebran bajo la máxima exigencia, al menos en esta carrera.

Para empezar con el líder y el máximo aspirante, Ben O'Connor ha llegado a este descanso como «un hombre feliz» y avisó ya en la meta de Granada de que «no será fácil» quitarle el maillot rojo. Ha sido cuarto en el Giro y en el Tour y no es ningún advenedizo, es un corredor de nivel contrastado. Por su parte, Primoz Roglic dio la de cal en Villuercas y Cazorla con sendos triunfos, pero en Hazallanas sembró dudas, al punto de que en la meta nazarí apenas si le quedaron fuerzas para buscar las bonificaciones al sprint.

«Me siento un poco cansado por el calor, pero estoy bien para afrontar esta segunda semana. Me gusta correr durante tres semanas y espero con ganas las próximas etapas de esta Vuelta», ha declarado a este respecto Ben O'Connor, que sigue sin perder la sonrisa a pesar de que las miradas se siguen centrando en su capacidad de resistencia

¿Se convertirá Ben O'Connor en otro Kuss? ¿Reaccionará Roglic para lograr pasar a la historia con cuatro triunfos en la Vuelta? ¿Concretarán los Mikel Landa, Enric Mas y compañía camino al podio? ¿Seguirán los Adam Yates o Carapaz animando la ronda hispana a base de atacar desde lejos, y no aflojar? ¿Reaccionará ‘Durango Kid’, en su condición de vigente ganador de la Vuelta?

«Me llevo buenas sensaciones pafra la segunda semana», declara por su parte Mikel Landa, después de salvar la última etapa de Granada, con una temperatura y una agresividad en las cuestas que no son sus mejores elementos, por buen escalador que sea el ciclista de Murgia.

Ion Izagirre, por su parte, se encuentra en un momento mucho mejor que el que lo obligó a abandonar el Tour. El de Ormaiztegi ya ha enganchado una fuga y, de cara a la semana que comienza, explica que «hay terreno más que propicio para intentar colarse en alguna escapada con opción de llegar a la meta».

Desde luego que terreno quebrado para fugas, y nervios en el pelotón, habrá de sobra. Después de la etapa entre Ponteareas y Baiona, precederá a la «clásica de Padrón», susceptible de sorpresas, con cuatro cotas puntuables, a su vez preámbulo de dos jornadas con metas en alto: Cabeza de Manzaneda y Ancares, ambas de primera categoría, la segunda de ella se ascenderás por la inédita vertiente leonesa, de 7,7 kilómetros, los últimos 5,5 kilómetros a una media del 12% de desnivel.

La etapa más larga de la Vuelta 24 será la decimocuarta y tendrá 200,5 kilómetros. Unirá Villafranca del Bierzo y Villablino, y asta dará paso a otra jornada clave, poniendo fin a una segunda semana con el temido Cuitu Negru.

Será un día con doble ascensión a La Colladiella –primera categoría– y final en el terrible Cuitu Negru, un auténtico coloso que tiene sus kilómetros más duros tras superar la estación de Pajares, con rampas de hasta el 23%, donde se batirán los hombres de la general. En ese escenario protagonizaron un gran duelo en 2012 Alberto Contador y Purito Rodríguez. La cima la estrenó el italiano Dario Cataldo.