La negra tormenta se diluyó en el vaso de agua de «proteger» la coalición
El primer pleno general de Pradales arrancó marcado por su alusión a la negra tormenta en el horizonte de «cuestionamiento de nuestro autogobierno, identidad e instituciones», que por la tarde se diluyó ante las diferencias con el PSE porque «proteger una sola gobernanza» es su «prioridad».
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Se celebró ayer el primer Pleno de Política General de la legislatura de Imanol Pradales, que en su inicio estuvo marcado por la denuncia que el lehendakari hizo del genocidio en Palestina, la dura crítica a Netanyahu y a su Gobierno y la petición de un minuto de silencio, que fue respetado por toda la Cámara puesta en pie.
Pero luego, por la tarde, probablemente por el contenido de la movilización ante el Parlamento recordando que Lakua mantiene un 3% del accionariado de la CAF, el lehendakari exigió que no se señale a empresas ni instituciones que no son responsables de lo que allí ocurre. Mal día pare ello, porque justo ayer Amnistía Internacional volvió a recordar que la empresa no cumple las recomendaciones internacionales.
Esa discordancia entre la sesión de la mañana y la de la tarde se dio también en otros puntos nucleares del pleno. En su discurso inicial de aproximadamente hora y media, el lehendakari hizo un repaso de la desasosegante coyuntura internacional, de la parte positiva de los indicadores estadísticos de la CAV, de las medidas puestas en marcha por su Gobierno y de aquellas que prevé para el futuro. Llamó la atención el apartado dedicado a las propuestas para garantizar el bienestar emocional, sobre todo de los más jóvenes.
Pero, sobre todo, lo que destacó del discurso de Imanol Pradales fue su aviso de que «estamos contemplando una tendencia autoritaria en nuestro entorno, y también una pulsión recentralizadora y reaccionaria en no pocos discursos y manifestaciones. Como lehendakari, -dijo- siento la obligación de advertir que pueden llegar tiempos muy complicados para Euskadi. Un escenario de cuestionamiento de nuestro autogobierno, identidad e instituciones».
Por ello, aseguró que «no hay tiempo que perder. Es el momento de avanzar en el nuevo pacto estatutario porque estamos ante el curso político clave». Pero luego, el lehendakari se echó a un lado, dejó el tema en manos de los partidos, y dijo que en junio, dentro de nueve meses, volverá ha hacer una evaluación.
También habló el lehendakari de que «aspiramos a consolidar unos servicios de salud, educación, seguridad o políticas sociales punteros en Europa; compatibilizando esta ambición con una realidad: los recursos públicos son finitos, y dependen de nuestra fortaleza económica y empresarial».
NUBARRONES DISUELTOS
No solo los políticos presentes, sino también representantes académicos, se mostraron sorprendidos por una descripción tan cruda de semejantes nubarrones.
EH Bildu cogió al vuelo la idea y Pello Otxandiano destacó en su intervención que «si vienen tiempos oscuros, estaremos ahí. Nuestro compromiso es absoluto, sin límites y con voluntad de construir complicidades».
Desde el PSE, por contra, Eneko Andueza negó que el actual Estatuto esté erosionado, como ya fijó el anterior Gobierno de Urkullu, puso de inmediato las líneas rojas para cualquier futuro pacto estatutario, calificó de «discursos minoritarios» los que PNV y EH Bildu (54 de 75 parlamentarios) tienen sobre lo que entienden como agresiones judiciales al euskara en el empleo público, y también criticó que la alusión del lehendakari a que los recursos públicos son finitos pueda derivar en una marcha atrás sobre algunos puntos del pacto de Gobierno.
La respuesta por la tarde de Imanol Pradales fue poner en duda la verdadera disposición y sinceridad de EH Bildu para llegar a acuerdos. Y sobre sus diferencias con el PSE, afirmó que «somos un único Gobierno. Dos partidos distintos y una sola gobernanza. Proteger eso es mi prioridad».
EH BILDU PIDE RESPUESTA
Compartiendo algunos de los análisis del lehendakari, entre ellos que este curso es crucial, el portavoz de EH Bildu, Pello Otxandiano, destacó que después de tanto hablar de acuerdos de país es hora de pasar de las palabras a los hechos. E hizo a los partidos del Gobierno propuestas en cuatro carriles, aquel en el que los acuerdos son posibles, otro en el que puede haber acuerdos parciales, otro en el que unos y otros van en direcciones contrarias pero siempre se puede hablar, y un último y fundamental sobre el nuevo estatus.
Lo que se encontró fue el cuestionamiento moral sobre su verdadera voluntad y criticas a no haberse sumado a pactos anteriores como el de salud. Otxandiano pidió que respondan si aceptan o no buscar esos acuerdos, que tienen que ser entre diferentes, y no meramente exigir a los demás que se sumen a lo decidido ya por el Gobierno.
Es más, el portavoz de EH Bildu denunció que se les diga que no presentan propuestas y que luego algunas de las que han hecho en privado sean presentadas como ideas del propio Gobierno que antes nunca había expresado.
También dejó claro el enorme trabajo realizado por EH Bildu en la Mesa de Salud, con propuestas cruzadas con el consejero y criticó que, finalmente, se impusiera la urgencia de cerrar un pacto a toda costa y que al mismo se llegara sin el apoyo de ninguno de los sindicatos de sanidad.
Por todo ello, Otxandiano insistió en que el Gobierno deje de hacer la prueba del algodón a la oposición y de dudar de su honestidad. Les recordó que PNV y PSE tienen mayoría absoluta en cinco de las siete principales instituciones de la CAV y que hagan finalmente lo que crean que tienen que hacer.
El semblante del portavoz de EH Bildu fue ayer por la tarde serio tanto en la tribuna como en su escaño, ajeno a los discursos de zascas que se pudieron escuchar a otros intervinientes.
RESTO DEL DEBATE
El pleno comenzó a las 9.30 de la mañana. Para entonces, en las tribunas de invitados ya se podía ver a Aitor Esteban y una amplia representación de cargos institucionales del PNV, además de la presidenta del ABB y al del BBB. También estaban Arnaldo Otegi y otros dirigentes de EH Bildu. PSE, PP y Sumar enviaron representación. Acudieron, además, la Ararteko en funciones, Inés Ibáñez de Maeztu, el rector de EHU, Joxerramon Bengoetxea, y el de Mondragon Unibertsitatea, Vicente Atxa. Tampoco perdió su costumbre de asistir a estos plenos el expresidente de la Cámara autonómica Juan María Atutxa
En el exterior hubo concentraciones de los jardineros de Gasteiz, que llevan ya seis meses en huelga; de los pensionistas, que exigen la toma en consideración de la ILP para igualar las pensiones mínimas al SMI; de sindicalistas de LAB que reclamaban la defensa del euskara en el empleo público y, por último, rodearon el Parlamento cientos de persona para denunciar la «complicidad» de las instituciones vascas con el genocidio perpetrado por Israel en Gaza. Pidieron que se ponga fin a las relaciones con Tel Aviv.
Dentro del edificio, el lehendakari hizo su discurso por la mañana y la sesión se cortó hasta las 14.30, que fue cuando comenzó el debate. Vox hizo su habitual discurso estridente. El parlamentario de Sumar, Jon Hernández, acusó al lehendakari de «falta total de autocrítica» y aseguró que «la Euskadi real no vive de titulares ni de marketing». Denunció que «vende autobombo mientras se enfrenta a alquileres imposibles, empleos precarios y listas de espera en Osakidetza». El problema que tiene Sumar es que todas sus críticas rebotan en la respuesta de si están mejor las cosas allí donde ellos gobiernan.
Algo similar le ocurre al PP. Su portavoz, Javier De Andrés, achaca todos los males habidos y por haber a que el PNV se ha echado en manos de la izquierda, tanto del PS0E de Sánchez como de EH Bildu. Y no disimula que su deseo es poder atraer a los sectores de centro derecha que votan al PNV. Y le contestaron que el PP no es ahora un partido de centro derecha, sino que en sus pronunciamientos a veces superan el extremismo de Vox. Ayer mismo recorría Gasteiz un furgoneta con el lema «fuera okupas y delincuentes», con una enorme foto de su concejal Iñaki García Calvo.
El PSE, por su parte, no ceja en atribuirse que este Gobierno «progresista» es posible a sus resultados electorales y en destacar las prácticas de los consejeros y consejeras de su partido. Y no faltan los pellizcos a sus socios del PNV, a quienes acusa de comprar el discurso de la derecha en materia de inmigración.
El portavoz del PNV, Joseba Díaz Antxustegi, se dedicó a hacer oposición a la oposición. Tras decir que por primera vez un gobierno hacía autocrítica y asumía que habrá cometido errores -lo que no es cierto, ya lo han hecho otros con anterioridad- dejó claro en una entrevista radiofónica que iba a buscar las contradicciones de la oposición. Al PP lo calificó de «partido perdido». Y a EH Bildu de «partido escondido». Quien acusó a otros de traerse los discursos ya desde casa sin atender a lo que había dicho en la Cámara, lanzó a su vez acusaciones que no respondían a nada de lo escuchado allí.