Trenecillo moderadamente entretenido

Leslie Manville (‘El hilo invisible’) ha entrado en su etapa gloriosa a partir de los sesenta años, y eso toca celebrarlo sin lugar a dudas. De hecho, hay que verla estrangular a un matón con un hilo de tender tras meterle los pulgares en las cuencas de los ojos, corriendo perseguida por la milicia o arrastrándose entre tubos de hormigón, como una Lee Miller improvisada. Pero que la actriz se entregue en cuerpo y alma a los diez minutos de Jason Bourne de los que disfruta(mos) en ‘La conspiración del cuervo’, a lo Emma Thompson para la coetánea ‘Dead of Winter’, no compensa las muchas flaqueces de la película de Kasia Adamik.

A partir de un relato corto de Olga Tokarczuk, la hija de Agnieszka Holland (con quien ya codirigió ‘Spoor’, aquí productora) empalma una cacería minimalista por argumento y por presupuesto: tres personajes, bajo la sombra de una junta militar sin escrúpulos. Ahora, la escarcedad de los elementos en juego tampoco salva la trama de un número de licencias inverosímiles, llanuras narrativas y fragmentos simplemente incomprensibles. Ni de una moraleja sencillita, que justifica en pos de la empatía universal el protagonismo dado a una salvadora blanca en una épica de la que es del todo accidental.

Nada que no enfrentáramos ya en la mucho menos entretenida ‘Spoor’. Como mínimo, ‘La conspiración del cuervo’ confía en el músculo del director de fotografía Tomasz Naumiuk para resolver su falta de fuelle. La cámara de Naumiuk va propulsando escenas de muy poca acción con travellings vigorosos por entre edificios creados en 3D, mientras no descuida nunca el tamiz silencioso (y sorprendentemente opresivo) de los copos de nieve por entre callejones oscuros. Convence, aunque no venza.