Malas vibraciones en el panorama económico
Cierre de empresas, burbuja de la inteligencia artificial... el panorama económico está bastante agitado y no augura nada bueno. Los desequilibrios se acumulan y los cambios de estrategia se hacen explícitos. Nadie quiere perder sus privilegios, incluso si hay que vender el alma al diablo
Forjas de Bonpertius, una empresa de casi 600 años, acaba de cerrar en el Estado francés. La puso en marcha la Orden de los Cartujos allá por el año 1434 y ha sobrevivido a guerras y revoluciones, pero no ha podido con la actual carestía de la energía. Habrá quien lo considere una anécdota y habrá quien vea en este cierre un síntoma más del declive de la industria europea, mientras las eléctricas acumulan enormes beneficios, trimestre tras trimestre.
Las noticias de cierres y despidos se suceden, sobre todo en Alemania, donde la economía lleva tiempo en recesión. La compañía de coches de lujo Porsche AG acaba de anunciar que ha obtenido un beneficio operativo de solo 40 millones de euros, frente a los 4.035 del año anterior. Una caída del 99%.
La sombría coyuntura económica contrasta con la euforia que marcan los índices bursátiles que están en máximos históricos. El Ibex35 acaba de superar el registro que alcanzó a finales de septiembre de 2007, antes de que estallara la burbuja inmobiliaria. El Dax alemán y el Dow Jones también está en máximos. El Nasdaq ha subido nada menos que un 50% desde abril. Sin embargo, esta semana las bolsas de todo el mundo han caído. Es posible que los especuladores hayan empezado a darse cuenta de que las valoraciones bursátiles no se corresponden ya ni con las ganancias actuales y mucho menos con los beneficios futuros.
Algunos especuladores de postín, como Warren Buffett, están en modo pausa. Su gestora de inversiones, Berkshire Hathaway, acaba de informar de que tiene casi 400.000 millones de dólares líquidos. Para un especulador, mantener el dinero líquido sin invertir supone perder. Y es que además ni siquiera está comprando sus propias acciones para que se revaloricen. De todo ello se deduce que el oráculo de Omaha no ve nada claro el futuro y posiblemente esté esperando una caída para comprar alguna ganga.
La burbuja de la inteligencia artificial
De hecho, cada vez es más habitual oír advertencias sobre el estallido de burbujas. Uno de los últimos ha sido el presidente del Foro de Davos, que ha apuntado tres posibles burbujas: las criptomonedas, la inteligencia artificial y la burbuja de deuda. Las criptomonedas son un activo especulativo con una repercusión limitada en la economía real. No ocurre lo mismo con la inteligencia artificial, en la que se han invertido muchos miles de millones en centros de datos y en computación en la nube que posiblemente no vayan a dar los resultados esperados por dos razones.
En primer lugar, porque el coste se está abaratando rápidamente. Según el instituto de investigación Epoch AI, los precios de los resultados de los modelos de IA se están desplomando. Según este instituto, los modelos menos «inteligentes» se abaratan aproximadamente 9 veces al año, los de gama media unas 40 veces al año, y los más potentes unas 900 veces al año. Con esa velocidad de caída del precio difícil será que rentabilicen las inversiones en centros de datos.
En segundo lugar, está la competencia de los modelos chinos. A causa de las restricciones estadounidenses, han dejado de lado la fuerza bruta y han optado por ganar eficiencia: modelos de código abierto para compartir recursos computacionales, y optimizar la eficiencia. Más accesibles y más eficientes están reduciendo sustancialmente el mercado a los modelos estadounidenses y con ello su rentabilidad. En cualquier caso, el futuro no está escrito y posiblemente del uso de unos y otros surjan nuevas aplicaciones que también necesitarán capacidad de almacenamiento y cálculo.
OpenAI, por ejemplo, está perdiendo diez mil millones de dólares por trimestre. Tarde o temprano está burbuja estallará.
Inyección financiera de la Reserva Federal
De los apuros de los bancos que han prestado dinero a la inteligencia artificial habla un reciente artículo de Financial Times. Afirma que Deutsche Bank está explorando formas de cubrir su exposición a los centros de datos tras haber concedido miles de millones de dólares de crédito al sector. Una tarea que, además de difícil, es sobre todo costosa, porque los aseguradores también están prevenidos y exigirán elevadas primas.
Y las dificultades de los bancos son la razón por la que el 31 de octubre la Reserva Federal inyectó casi 30.000 millones en el sistema bancario. Una operación de recompra de activos de esta magnitud significa que unos cuantos bancos no podían cumplir con sus obligaciones y la Reserva Federal realizó un rescate disfrazado de operación rutinaria de mercado. Más que un ajuste técnico, parece una inyección de soporte vital. Esto significa que la confianza entre los bancos se está evaporando a causa de la enorme cantidad de deuda acumulada en el sistema financiero estadounidense. Otro punto de atención.
Pausas y giros en la energía
En el actual contexto de enconada confrontación, la OPEP+ ha decidido hacer una pausa en el incremento de la extracción de petróleo, tras meses de aumento. El exceso de petróleo ya se ha acumulado en los petroleros y si las perspectivas económicas no son halagüeñas, parece lógico que detenga los aumentos de extracción para no deprimir todavía más los precios.
Más relevante todavía es que, por primera vez en ocho años, el informe trimestral de British Petroleum (BP) sobre sus resultados no incluye la palabra «transición». «Creo que ahora tenemos el potencial para aumentar los volúmenes de petróleo de forma orgánica a largo plazo. Y no estoy seguro de haber podido afirmar eso en los últimos 25 años». De esta forma respondió el nuevo director ejecutivo de BP, Murray Auchincloss, a un periodista, confirmando el giro en la estrategia de la petrolera, tras haber gastado miles de millones en proyectos renovables. O como diría Trump, «drill, babe, drill». El giro de BP es un síntoma más del fracaso de la estrategia de transición energética que se ha dejado en manos de las multinacionales. De ahí que la actual confrontación internacional esté llevando a volver a lo malo conocido. La apuesta ha cambiado y la transición energética no parece que esté entre las prioridades de los grandes consorcios.
Paréntesis en la aplicación de los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza)
El Parlamento noruego votó el martes de la semana pasada a favor de suspender las desinversiones éticas de su fondo soberano, mientras actualiza sus directrices éticas. El impulso a esta decisión proviene de Washington. En septiembre, el Departamento de Estado de EEUU declaró estar «muy preocupado» por la decisión del fondo noruego de desinvertir en el grupo de maquinaria de construcción Caterpillar a causa de la implicación de esta empresa en el genocidio que Israel está cometiendo en Palestina.
«El mundo ha cambiado desde que se adoptaron las directrices éticas», declaró el ministro de Finanzas, Jens Stoltenberg, ante el Parlamento. Afirmó que era necesario tomar esta medida para proteger el fondo, que actualmente financia el 25% del gasto público de Noruega. La razón es que una parte significativa de su valor depende de un pequeño grupo de empresas. «Las siete empresas más valiosas del mundo representan el 16% de las participaciones del fondo», declaró el ex secretario general de la OTAN, refiriéndose a Nvidia, Microsoft, Apple, Amazon, Alphabet, Meta y Broadcom. Todas ellas comprometidas en el apoyo al sionismo y al genocidio en Palestina y por consiguiente, susceptibles de desinversión.
Cuando la situación se vuelve delicada, el genocidio, los derechos humanos, el cambio climático... todo se revela como prescindible, como una farsa. Resulta que el capitalismo que quería mostrar un rostro amable y humano, a la primera dificultad, está poniendo en evidencia su verdadera esencia explotadora e inhumana. Ahora que la posición de los países ricos pende de un hilo, todo vale con tal de mantener los privilegios.