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BEE AGRITECH INNOVA PARA CUIDAR A LAS ABEJAS Y AL SECTOR PRIMARIO

Tres estudiantes del Máster de Emprendimiento y Dirección de Empresas de la UPV-EHU han puesto en marcha Bee Agritech, iniciativa que quiere contribuir a mejorar las condiciones de agricultores y apicultores a través del desarrollo de soluciones biotecnológicas.


Proteger a las abejas y empoderar al sector primario ecológico son los objetivos que persigue Bee Agritech. El proyecto puesto en marcha por José Miguel León, María del Carmen Navarro y Lorena Ruiz de Larrinaga se centra en la creación de productos y servicios biotecnológicos dirigidos a agricultores y apicultores. Aún sin constituir, ha sido reconocida con el tercer premio en el concurso Think Big del programa Zitek, impulsado por la UPV-EHU y la Diputación Foral de Bizkaia.

Los tres responsables se conocieron hace un año en el Máster de Emprendimiento y Dirección de Empresas de la UPV-EHU, donde les llegó una oportunidad: trasladar una investigación del CSIC al campo en forma de biocida contra la varroa, un ácaro que ataca a las abejas. Partiendo de eso han diseñado su propuesta, que aúna agrobiotecnología y sostenibilidad para el desarrollo rural. Por una parte, quieren eliminar productos agroquímicos para cuidar la tierra y aumentar la productividad, a la vez que contribuyen al mantenimiento de la biodiversidad; y por la otra, empoderar al sector primario ecológico ayudando a mejorar sus negocios y dándoles mayor visibilidad.

Perú, Gasteiz y Colombia se unen en Bee Agritech. Han creado un buen equipo, de perfiles dispares, pero complementarios, como destacó el jurado de los premios Zitek. El tercer puesto les concede 800€, un espacio de trabajo y la participación en programas de asesoría, gestión... Pero sobre todo «es muy importante porque significa que nuestro proyecto tiene interés, que el equipo funciona y que puede tener potencial. Es una gran ayuda», admite Ruiz de Larrinaga. Tienen experiencia en gestión, en la parte técnica y en la de I+D. León es ingeniero agrónomo y siempre ha tenido claro que quería emprender; ya en su Perú natal trabajó con biofertilizantes y pequeños agricultores. La gasteiztarra Ruiz de Larrinaga cuenta con dos grados en biotecnología y decidió emprender «para llevar la ciencia a la sociedad», porque se dio cuenta de que las investigaciones no tenían impacto real. Por su parte, Navarro es colombiana y ha trabajado con el Servicio Nacional de Aprendizaje de su país capacitando a agricultores en gestión de negocios. Gracias a ella han profundizado en la parte apicultora, cerrando algunos acuerdos en el país sudamericano. «Hemos tomado las abejas como el ser vivo más importante del planeta, y Colombia un país bastante avanzado en el desarrollo de productos apícolas. La apitoxina es un producto potencial que está virgen», señala.

«Medidas reales»

La iniciativa empresarial ofrece sostenibilidad mediante innovación biotecnológica, social, económica y medioambiental que toma forma de productos y servicios. Dentro de la primera línea producirán biofertilizantes, así como biocidas y alimento proteico para abejas. Por su parte, la segunda consta, principalmente, de asesoría, capacitación técnica y de gestión de negocio, emprendimiento y diversificación de la producción. Asimismo, quieren entrar en la digitalización del campo con acciones como la incorporación de tecnología que facilite el manejo de la información o la monitorización con cámaras de infrarrojos; o el desarrollo de redes sociales en las que tanto agricultores como apicultores interactúen y se apoyen mutuamente en la búsqueda de soluciones o compartiendo experiencias.

Y todo eso lo llevarán a cabo colaborando mano a mano con los agricultores y apicultores en el diseño de soluciones biotecnológicas personalizadas que les ayuden a maximizar los rendimientos de sus cosechas. Darles «medidas reales», porque han detectado que «se sienten muy abandonados».

En los últimos meses han desarrollado su primer producto mínimo viable que está en proceso de validación. Su reto ahora es lograr la financiación que les permita constituir la empresa para poner sus productos y servicios en el mercado. Prevén hacerlo a primeros de 2021 y empezar tanto la comercialización como la importación de la apitoxina y la máquina recolectora de la misma. Después tratarán de generar nuevas investigaciones y ampliar su oferta. La intención de los responsables es empezar a trabajar en la CAV e ir ampliando su radio de acción; pero también aprovechar los convenios de colaboración con Colombia para intentar internacionalizarse hacia Sudamérica.