La renovación ‘in extremis’ del Plan Prepara y la imposición de condiciones más restrictivas para acceder a él han dejado solo, una vez más, al Partido Popular en la aprobación de este nuevo recorte. Bajo la excusa de incrementar, en algunos casos, en 50 euros la ayuda a los parados de larga duración, el Gobierno español intenta esconder el endurecimiento de las condiciones para acceder a la ayuda de los 400 euros; unas condiciones que se ceban sobre todo con los jóvenes, que soportan ya una tasa de desempleo por encima del 50%.
Así lo han entendido entidades sociales, sindicatos y partidos, tanto en Euskal Herria como en el Estado español, que acusan al Ejecutivo de Rajoy de dejar desamparados a los colectivos sociales más vulnerables a la exclusión social. Denuncian, además, la genuflexión del Gobierno español a los mandatos de la Unión Europea, el BCE y el FMI, que pusieron en el punto de mira las ayudas al desempleo después de que el Estado español pidiese el rescate para las entidades financieras. La restrictiva renovación del Plan Prepara podría no ser más que el primero de los recortes en las prestaciones a los parados.
En Euskal Herria, sindicatos como LAB ya habían alzado su voz contra la tardanza del Gobierno en renovar el Plan Prepara, calificándola de «aberración»; sobre todo teniendo en cuenta «la tasa de desempleo y los niveles de pobreza y exclusión social a los que se está llegando en Euskal Herria». El sindicato abertzale reforzaba su crítica señalando que «tampoco hay ningún plan de creación de empleo».
Las críticas llegaron también desde Lakua, por medio de la consejera de Empleo y Asuntos Sociales, Gemma Zabaleta, que denunció que el PP carga sobre las familias «la responsabilidad del desempleo de los jóvenes».
Dentro del Estado, tanto el PSOE como IU criticaron la medida del PP. Desde IU, su coordinador federal, Cayo Lara, calificó de «esperpéntica» la restricción de la ayuda, considerando que la vuelta a casa de un joven desempleado no puede considerarse «un agravante más de los que ya tiene». Por su parte, el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, tildó de «chapuza» el nuevo plan de ayuda a parados de larga duración y centró el foco de su crítica en el hecho de que «deja fuera a los jóvenes», algo «absolutamente intolerable» según el dirigente socialista.
Sindicatos como CCOO y UGT también criticaron la nueva medida, calificándola de «bofetada a la juventud». Curiosidades poco sorprendentes, el único apoyo al anuncio del Gobierno vino de las patronales CEOE y Cepyme, que valoraron «positivamente» la renovación de la ayuda a los parado de larga duración.