No tenemos suerte en Hego Euskal Herria con los túneles. Las reparaciones en los de Belate son eternas por desprendimientos o por motivos diversos, pero sea por lo que sea, frecuentemente está en obras, lo que supone que presta servicio al 50%.Lo de la A-15 es un despropósito. Cuando se construyó la autovía de Navarra, aunque la normativa aún no exigía como obligatorias ciertas normas de seguridad, ya se sabía que en pocos años esas normas iban a convertirse en ineludibles y, pese a ello, los túneles se construyeron sin cumplir esas exigencias de seguridad referentes, principalmente, a la evacuación en caso de incendio en su interior. En esta misma carretera, se ha reconocido que la variante de Lekunberri tiene curvas peligrosas y que su trazado no es el idóneo, pero por toda explicación se dijo que hubo de construirse a toda pastilla para acallar a los que se oponían a la construcción de la autovía de Navarra por ese trazado, a quienes llamaban «los violentos». La cosa es que los túneles están en obras permanentemente para adaptarlos a las normas europeas, y cerrando alternativamente uno de los dos, mediante peligrosos bypass. Los trabajos siguen sin acabar y parece que hay para rato, por lo que cuando concluyan, habrán durado más que la construcción de la propia autovía, algo que pudo haberse evitado perfectamente habiendo diseñado los túneles cumpliendo la normativa de seguridad que se ignoró en aras a acabarla como fuera. Y las prisas no son buenas consejeras. Para colmo, ahora se sabe que el coste de la adaptación supera ya los 90 millones de euros, que han sido financiados por la UE, al tratarse de una vía transfronteriza, pero el Ministerio español de Transportes los ha dedicado a otros menesteres, a otras carreteras de la piel de toro distintas de la A-15, lo que supone un grave contratiempo para las arcas forales guipuzcoanas que están adelantando el coste y exigen al Ministerio que les devuelva la pasta. Pero en Madrid, no saben / no contestan. Como suelen decir los amigos catalanes: «Espanya ens roba».