Alvaro  Reizabal
Alvaro Reizabal
Abogado

Estupores de fin de año

Hace unos días, un grupo de jóvenes derribó la cruz, en acción reivindicada por Ernai. Y el gobierno municipal PNV-PSOE condenó el derribo del símbolo de homenaje a quienes asesinaron, entre otros, a sus compañeros de militancia.

Durante la guerra civil, provocada por la sublevación fascista de Franco y sus secuaces en 1936 contra el régimen legitimo surgido de las urnas, se sucedieron múltiples batallas cruentas en diferentes frentes y entre ellos en la zona de Andoain y Aduna, entre los montes Buruntza y Belkoain. En este último existen paneles recordatorios y de homenaje a los que defendieron el orden constitucional, cayendo muchos de ellos heridos o muertos por las armas de los fascistas. Entre las víctimas había militantes del PNV y del PSOE.

El 3 de setiembre de 1939, para los insurrectos el de la Victoria, la Jefatura de Andoain de Falange Española Tradicionalista y de las JONS colocó en la cima de Buruntza una enorme cruz de cemento de 10 metros de altura, en homenaje a sus gloriosos caídos por Dios y por España, con una placa con la siguiente inscripción: «Cruzados de la fe y la Patria, a vuestra santa memoria consagra el pueblo de Andoain esperanza en nuestra redención 1936-1939». Un monumento pues de indudable exaltación del terrorismo y del golpe de estado franquista y que como tal y por aplicación de la Ley de Memoria Histórica no debería estar donde estaba.
Hace unos días, un grupo de jóvenes derribó la cruz, en acción reivindicada por Ernai. Y el gobierno municipal PNV-PSOE condenó el derribo del símbolo de homenaje a quienes asesinaron, entre otros, a sus compañeros de militancia. Me produjo estupor.

En varias ocasiones hemos hecho referencia en estas líneas a lo poco brillante que está resultando la gestión de la pandemia por parte del Gobierno de Urkullu: reconocimiento de la falta de competencias, incapacidad para adoptar medidas, reveses judiciales... Pero las últimas actuaciones superan todo lo imaginable. Ahora resulta que reivindica una política de medidas comunes comandada por el Gobierno de España, y es la lehendakari de Navarra, a la sazón del PSOE, la que le exhorta a adoptar medidas propias. Son posturas políticas que partiendo de un lehendakari que se dice nacionalista, sorprenden hasta en Madrid. Aquí nos causan estupor.

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