Hemos oído repetir hasta la saciedad que el régimen autonómico vigente en el Estado español es uno de los más amplios y descentralizados del mundo occidental democrático, y, que supera incluso en cuanto a competencias de las autonomías que lo integran a las reconocidas en los modelos confederales.
Esta afirmación se subraya en grado superlativo cuando de lo que se habla es de los Estatutos de autonomía vasco o catalán. Cada vez que hay una reivindicación de estas dos nacionalidades históricas, los hispanos recalcitrantes ponen el grito en el cielo, preguntándose indignados ¿Qué quieren estos ahora? ¡Son insaciables!
También le va esa marcha al PNV, que aunque lleva 42 años con el estatuto vigente, sin que aun se hayan transferido todas las competencias previstas, y Nafarroa forme parte de otra comunidad diferente, gusta de hacer ver que realmente la Comunidad Autónoma Vasca es casi casi un estado independiente, llevando a cabo prácticas y gestos para remarcar esa sensación, tales como no acudir a las reuniones con otros presidentes autonómicos y hacerlo en cambio a otras en exclusiva con el presidente del Gobierno del Estado.
Muchas veces son puras poses, detalles estéticos, que pretenden subrayar esa sensación de que se miden con Madrid de tú a tú, de Estado a Estado. Pero la situación derivada de la pandemia y su gestión está dejando en evidencia las limitaciones que en la practica tiene el modelo autonómico.
Las órdenes mendicantes surgieron en la Edad Media y eran congregaciones religiosas caracterizadas por vivir de la limosna y profesaban entre otros votos los de pobreza y obediencia. Hubo muchas como los carmelitas o los siervos de María y aun perviven. Viene esta digresión a cuento de que lo que estamos viendo no es un Estado Vasco que trata y negocia de igual a igual con el Gobierno de Madrid: «Oye porfi, que me dejes adelantar el toque de queda que yo no puedo» o «que me mandes más vacunas que se nos han colado muchos listillos».
Urkullu parece más que el Lehendakari del Gobierno Vasco el prior de una orden mendicante.
