Qué inesperado sosiego leer, por fin, que la Fiscalía no encuentra razones para dirigir la acción penal contra el Decrépito, y qué buena acogida ha tenido la noticia en los medios afines a la Corona que ahora critican abiertamente el injusto empeño de los detractores de la Monarquía en seguir manteniendo al pobre abuelo viviendo en ese exilio dorado junto a amiguetes de muy dudosa reputación, exilio que, además, no es tal cosa porque no es que esté huyendo de la acción de la justicia, qué va, está disfrutando de un periodo de reflexión y reposo, que además le está ayudando a mejorar su físico.

Como de la Casa Real española se trata, no puede haber dos noticias buenas seguidas, así que de inmediato la proverbial campechanía de los Borbones ha llevado al sucesor del rey nombrado por Franco a contagiarse de covid-19, que no es tan mala noticia como puede parecer a priori, porque quiere decir que es positivo.

Ni paz ni sosiego en UPN, que ha activado todos los mecanismos legales del partido para salir como pueda del fangal en que les ha emponzoñado el trilerismo político de sus dos diputados en Madrid, que anunciaban a los cuatro vientos su voto de apoyo a la reforma laboral porque era buena para Navarra y para España, para acabar engañando a todos menos a sus colegas de Vox y el PP, haciendo lo contrario con argumentos falsos y pueriles como que no pueden votar lo mismo que EH Bildu. Patético.

Y el postre, Casero. Dicen que Teodoro es la mano derecha de García Egea, pero más parece que se trate del encargado de lubricar los huesos de aceituna que Egea escupe en las competiciones internacionales de esta prestigiosa modalidad deportiva, que aspira a ser olímpica en breve. Parece mentira que alguien que lleva toda la vida en política pueda equivocarse en varias ocasiones seguidas haciendo lo único que tiene que hacer, que es votar lo que le dicen, con consecuencias tan graves para su causa como que se aprobara la reformilla invalidando así la incalificable maniobra de los felones de Desunión del Pueblo Navarro.