Alvaro  Reizabal
Alvaro Reizabal
Abogado

¡Qué oscuro está el porvenir!

El ordenador tampoco funcionaba, así que he acabado en la ventana leyendo un expediente con luz natural, que el día era luminoso. Si pasa en diciembre, apaga y vámonos.

¡Qué digo el porvenir! Está oscuro todo, empezando por el presente. Esta mañana he venido a trabajar con intención de escribir este artículo y me he encontrado con que no había luz. Apagón por unas horas para hacer mejoras, suficiente para darme cuenta de la dependencia que tenemos de la energía eléctrica y del oscuro porvenir que nos espera, si, como parece, este invierno pueden producirse cortes en los suministros de gas y electricidad.

Para empezar, he ido moviéndome por el despacho pulsando instintivamente y de forma involuntaria todos los interruptores, sin obtener el menor resultado: venga a darle al aparatito y todo seguía negro. Las primeras veces he reaccionado con calma pensando que era normal, porque no había luz, pero en las siguientes, que han sido varias, me he puesto de muy mala leche, sobre todo cuando un inoportuno apretón me ha llevado al retrete que no tiene ventana ni luz natural, sin que tampoco se encendiera la luz pese a intentarlo varias veces. Menos mal que tenía a mano ese chisme que vale para todo, y he encendido la linterna del móvil.

Qué decir de la imposibilidad de escribir una línea, porque el ordenador tampoco funcionaba, así que he acabado en la ventana leyendo un expediente con luz natural, que el día era luminoso. Si pasa en diciembre, apaga y vámonos.

Hablando del futuro, no podemos pasar por alto que el conflicto de Ucrania se complica con las anexiones vía referéndum y la amenaza nuclear. Ahora dicen que Rusia va perdiendo terreno de forma progresiva, pero, a saber, que las informaciones sobre el tema no son nada fiables. Como muestra, ninguno de los bandos asume los sabotajes en el gaseoducto, y, digo yo, no se habrán producido espontáneamente. En Corea, los del sur, que son los buenos, realizan maniobras militares con fuego real juntamente con los yankis y lanzan un pepino que les revienta en los morros, como protesta porque los del norte, los malos, lanzaron un misil que cayó al mar tras sobrevolar Japón. Todo muy sombrío.

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