El lunes 25 de enero, día en que se celebrará la reunión del Foro Económico de Davos, organizaciones sociales de Europa llaman a la población europea a movilizarse contra la guerra en el Yemen. Y es que, aunque no acapare portadas, Yemen continúa siendo un espacio bélico, cruento y olvidado, con la crisis humanitaria más grave del planeta. A una hambruna devastadora hay que sumar los cientos de miles de muertes causadas por el cólera, el dengue o el covid-19 y, también, por el bloqueo y los indiscriminados ataques militares de Arabia Saudita, bombardeos que cuentan con la ayuda de los Emiratos Árabes y el silencioso beneplácito de EEUU y de aquellos países europeos (la CAV sin ir más lejos) beneficiarios directos de la venta de armas a Riad. Cómo rúbrica a tanto horror hay que subrayar, además, la existencia de decenas de cárceles clandestinas, donde los yemeníes encuentran la muerte tras ser sometidos a brutales torturas y abusos sexuales.
La iniciativa, bajo la consigna, «El mundo dice NO a la guerra del Yemen», exigirá parar la guerra, la venta de armas a Arabia Saudita y que se restablezca la ayuda humanitaria. Casi un sueño… Al escuchar a los dirigentes del Foro de Davos decir, como si fuera una retórica aprendida, repetida y vacía que, tras la pandemia, toca «abordar los errores cometidos», el sueño se tambalea y siento, con pena, que todo puede seguir igual.