Consecuencias de un atropello

El problema de los atropellos jurídicos es que, a diferencia de los atropellos a secas, dejan un poso que facilita que se repitan. Y eso fue el estado de alarma que acaba esta noche y que ahora parece la cosa más normal. Ante una situación sanitaria de riesgo, aunque sin parámetros epidémicos claros, cualquier Gobierno que desee hacerlo y tenga una mayoría en el Congreso puede dictar prácticamente cualquier restricción de derechos fundamentales y hacerla durar durante el tiempo que desee. Ahí es nada.

Recapitulemos. El primer estado de alarma se comienza ante un escenario pandémico realmente duro y por la necesidad de restricciones urgentes. Pero en un primer momento se entiende al pie de la letra del redactado de la Constitución: que el Gobierno necesita renovar la confianza del Congreso cada quince días. Una vez decaído este, y tras un verano donde la situación vuelve a empeorar, hay un clamor autonómico por un nuevo estado de alarma.

No era, como sostenían algunos, que las comunidades no pudieran aplicar restricciones. Podían, pero necesitaban aval judicial. Pero ante la variopinta y a veces incomprensible posición de los tribunales, las autonomías pedían manga ancha. Es aquí donde se plantea un segundo estado de alarma. El Gobierno aprovecha la desesperación para exigir a sus socios el apoyo para un decreto muy diferente al primero.

La prórroga acabó aprobándose con 194 votos afirmativos: C's, PNV, Más País, Compromís o el BNG, además de abstenciones del PP, ERC o Bildu. Todos ellos permitieron que el Gobierno se dotara de unos instrumentos especiales sin control, ni judicial ni político, durante un octavo de la legislatura. Más aún, reforzaron la idea de que la gestión autonómica y pasar por los tribunales eran engorros perjudiciales para la salud, en vez de defender las competencias autonómicas y buscar fórmulas ponderadas que convenzan a la justicia. El absoluto caos de la salida del estado de alarma de hoy es consecuencia de todo aquello. Crucemos los dedos para que sea la única.

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