Vivimos unos tiempos en los que la capa de la propaganda política es tan densa que muchas veces no solo confunde a la opinión pública general, sino que llega a distraer a profesionales más o menos entrenados. En la recta final de la pandemia, hubo un momento en el que todo el mundo hablaba de la posibilidad de que Pedro Sánchez convocara elecciones. Incluso algunos líderes políticos lo llegaron a creer y actuaron (erróneamente) en consecuencia.
Lo que se aducía en la primavera de 2021 era que el Gobierno no desaprovecharía la situación que estaba por venir. Se preveía una gran explosión económica tras el parón pandémico, que llevaría al récord las cifras de empleo y de consumo. Ahora sabemos que eso no ocurrió exactamente así, sino que hubo inflación, escasez y una guerra en Ucrania.
Pero la razón por la que Sánchez no fue a elecciones era evidente entonces y esta semana se ha materializado por fin. En la segunda mitad de 2022 tocaba que el Gobierno designara a sus dos candidatos al Constitucional, lo que suponía un vuelco histórico para un TC con mayoría del PSOE durante una década. Esto, en un país donde todo pasa a través de este tribunal, es el mayor triunfo que puede lograr un partido, incluso por encima de ganar unas elecciones u obtener el Gobierno. ¿De verdad alguien pudo olvidarlo?
Tras una guerra brutal con el PP y después de haber hecho crujir las costuras del Estado, Sánchez ha conseguido esta semana marcar el gol de su vida. Salvo accidente, el TC interpretará las leyes como conviene al PSOE. Me viene a la cabeza preguntarme si la variopinta cuadrilla de socios que le llevan tres años regalando los votos en el Congreso habrán pactado tener alguna influencia en el nuevo tribunal o también han asistido despistados a todo esto. Y creo, ahora así, que Sánchez tiene vía libre para ir a elecciones, tan pronto o tan tarde como cuando mejor le convenga según las encuestas.
El vuelco del Tribunal Constitucional
Sánchez ha conseguido esta semana marcar el gol de su vida. Salvo accidente, el TC interpretará las leyes como conviene al PSOE.
