Arturo Puente
Arturo Puente

Hambre para hoy

Nuestras élites e instituciones hacen lo que saben, lo que les ha ido más o menos bien hasta ahora y lo que dicta la ideología del cemento de la que España no ha sido capaz de salir en 80 años

La principal diferencia entre las élites madrileñas y las catalanas –si es que esas dos cosas pueden seguir diferenciándose– es que las primeras siempre han tenido una buena ración diaria en su plato gracias a que controlan el BOE, mientras que las segundas, que dependen más de su propia maña, combinan largos periodos de hambre con tremendos atracones. Opíparos, repentinos y muchas veces algo indigestos.

La burguesía barcelonesa vive enganchada a la economía del evento desde que en 1888 celebrasen una Exposición Universal que luego han ido replicando cada cierto tiempo, como la Expo del 29, las Olimpiadas del 92 o el Fòrum de les Cultures en 2004. Pero todas estas macrocitas tienen una cosa en común: son la mejor excusa para cambiar el urbanismo, las infraestructuras y los usos de la ciudad. Es decir, para engrasar la economía de una forma muy determinada, mediante cemento, construcción y desarrollismo.

Aún no nos ha dado tiempo de salir del shock de la pandemia, ni siquiera sabemos como saldremos, pero ya hemos tenido suficientes pistas para ver por dónde va la propuesta para la nueva etapa a la que llaman «de la recuperación». El Gobierno, al dictado del Ibex, pretende ampliar Barajas y El Prat. La Generalitat, al dictado del empresariado local, ha lanzado una descabellada candidatura para los Juegos Olímpicos de Invierno 2030. Y en medio se cuelan cutradas patrocinadas por prohombres más cutres aún, como traer una franquicia del museo del Hermitage al puerto de Barcelona.

Nuestras élites e instituciones hacen lo que saben, lo que les ha ido más o menos bien hasta ahora y lo que dicta la ideología del cemento de la que España no ha sido capaz de salir en 80 años. Es inútil señalarles los problemas que esto generó en el pasado, porque son insensibles a ello. Lo que es más desesperante es ver como no entienden que, ahora, en este momento de la economía global y a estas alturas del cambio climático, sus recetas ni siquiera les valdrán a ellos. Ni siquiera son pan para hoy y hambre para mañana. Solo son un suicidio en directo. Con nosotros por delante.

Recherche