Alberto Pradilla
Alberto Pradilla

Por qué financio el documental de Ateak Ireki

Si cualquiera de nosotros fuesemos Yolanda Barcina, Miguel Sanz o cualquiera de los altos cargos de UPN que se llenaron los bolsillos a manos llenas a cuenta de la CAN, el crowfunding de Ateak Ireki daría para superproducción de Hollywood. Vale, quizás no alcanzaría para contratar a Al Pacino en el papel navarro de Vito Corleone, pero igual hubiésemos podido convencer a Antonio Resines, que aportaría algo de glamour a la interpretación de los padrinos del cortijo foral. Claro, que tampoco veo a los trileros del viejo reyno financiando un documental que revele las malas artes con las que nos saquearon. A lo sumo se gastarían nuestro dinero en cualquier bodrio propagandístico que, tratando de ser simpático, solo renovase el odio infinito por la sonrisa corporativa. Tampoco lo necesitan. Les basta con cualquiera de sus medios amigos y dóciles, esos que les aplauden con un «Navarra siempre p´alante» mientras la inmundicia nos sepulta y el mundo se hunde bajo nuestros pies.

Todo esto viene a cuenta de que los compañeros de Ateak Ireki tienen cuatro días para completar los 10.000 euros con los que financiarán su documental sobre el saqueo de Caja Navarra. Ahora mismo están a poco menos de 2.000 para llegar al objetivo. Fíjense qué desorbitada descompensación. Sanz, Barcina, Álvaro Miranda o Enrique Maya se levantaban 5.000 eurazos por reunión, en apenas una hora, y los movimientos populares nos rascamos el bolsillo a razón de diez euros por cabeza para poder elaborar una película que difunda su desfalco. Unos bolsillos, los nuestros, que ya están suficientemente agujereados como consecuencia, precisamente, de la masiva estafa en la que nos hemos visto envueltos.

¿Por qué hay que ayudar financiando el documental?

Las razones son infinitas. No obstante, si quieren saber más sobre el proyecto, sus promotores lo explican aquí. Frente al pillaje sistematizado, gente como Ateak Ireki, o Kontuz se han organizado y, como un David muy cabreado frente a un soberbio Goliat con sacos de billetes, combaten la corrupción y señalan a sus responsables. Que no se quede nadie sin saber cuánto nos robaron esos mismos que nos dicen ahora, con su cínico rostro de cemento armado (cedido por las constructoras), que son tiempos difíciles y que hay que apretarse el cinturón.

El gran tocomocho que ha caracterizado la política del Estado español durante los últimos lustros ha dejado paso a iniciativas como esta. No es la única. Los compañeros de 15MpaRato también lograron autofinanciarse para personarse como acusación en el caso contra Rodrigo Rato y los exconsejeros de la entidad intervenida. Seguro que su ejemplo puede cundir y en muchos otros lugares surgen plataformas que miren a la cara a los estafadores y terminen con esa impunidad que ha terminado convirtiendo (casi) toda insititución en un lodazal. No vaya a ser que oportunistas como UPyD teminen capitalizando el hastío generalizado.

Mientras que los responsables de la inmundicia pretenden vendernos ahora esa patraña de que "todos somos iguales" e intentan cargar sobre los de abajo la culpa de años y años de estafa planificada, decenas de personas se organizan, se cuidan, se autofinancian e intentan sentar las bases para desvelar este inmenso timo, poniendo nombres y apellidos a los culpables.

El «¡sí se puede!» tiene muchas caras. Y esta es una de ellas.

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