Koldo Campos
Koldo Campos
Memoria que respira y pan que se comparte

...amén

“En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo… amén”.

Y me pregunto porqué la más universal de todas las oraciones prescinde de la mujer porque… ¿dónde queda la madre, dónde va la hija, dónde está la mujer? ¿Debió ir antes del padre? ¿Quizás después hubiera sido mejor? ¿Ni siquiera delante del hijo? La de bronce se la lleva el Espíritu Santo y no hay más medallas ni diplomas.

¿Por qué no aparece la madre en el catálogo? ¿Está incluida la hija en el precio? ¿Es que puede explicarse esa divina oración diaria sin el concurso de la mujer? ¿Cuál es su espacio entonces, cuál su lugar? ¿La cama, la cocina? ¿Dónde está la mujer? ¿En la piadosa virtud de saber esperar, de aceptar resignarse? ¿En el temor de seguir decepcionando a quien no la nombra ni considera? ¿Tal vez en la costumbre del silencio, confinada detrás de siete puertas que apaguen las voces y encierren los pasos? ¿Quizás en la ventana, viendo pasar la vida por la calle, sin derecho a soñar, a hacer preguntas, a esperar respuestas, a ser? ¿Dónde está la mujer? ¿En la crónica roja, la de todos los días, otra mujer muerta a manos de un padre, de un hijo, de otro espíritu santo?

No sé porqué sospecho que la mujer es el amén.

(Preso politikoak aske)

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