Gloria Rekarte
Gloria Rekarte

Mucho que curar

Quién nos hubiera dicho, hace ahora un año, que estábamos a solo unas semanas del cataclismo y que no lo iba a causar un misil nuclear, el impacto de un meteorito ni un tsunami colosal sino un bichejo diminuto, microscópico, pero capaz de poner en jaque nuestra salud y nuestra economía. Aunque el bicho solo ha hecho lo suyo, que es envenenar. El resto lo va trabajando un sistema, no menos letal, que también se ocupa de lo suyo: beneficiar y proteger a los privilegiados abandonando y perjudicando a los desfavorecidos.
 
Llevamos cerca de un año en bucle: o mantener la economía a costa de la salud, o preservar la salud a costa de la economía, y el delicado equilibrio en el que nos manejamos nos salva por un lado, pero nos ahoga por otro, sin remedio. «Para qué quiero un descuento del 20% en cava si ya necesito uno del 100% en patatas», decía hoy una mujer revisando los tickets del súper y sin ningún ánimo de hacer con ello un chiste. La precariedad sube enteros.

De esta salimos mejores, decíamos. Bueno, de esta saldremos como podamos, pero estaría bien que saliéramos, al menos, aprendidos; más conscientes, más dispuestos, más implicados con un cambio humano, económico y social que reconstruya, que regenere; que garantice vivir, no solo respirar. Cuando el bicho se rinda, va a quedar aún mucho que curar.

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