El 8 de mayo Francia celebraba el armisticio y la caída definitiva del nazismo. Dos días después, varios cientos de individuos ataviados de negro, ocultando sus rostros, blandiendo cruces celtas y saludando al modo fascista se manifestaban en París celebrando la vuelta de las ideas por las que combatieron sus mayores. No eran muchos los que desfilaban por las calles pero son cada vez más los que aplauden desde sus casas. La extrema derecha está ganando la batalla de la opinión gracias al apoyo denodado de grupos de comunicación, pero también por una apuesta política frágil en lo educativo. Y ahora que cierta intelectualidad se echa las manos a la cabeza, habría que recordarles que en su momento debieron haberlas echado al bolsillo para financiar una enseñanza que evitara que los jóvenes se crean historias como que Hitler al fin y al cabo no era más que un incomprendido. El presupuesto que prepara este gobierno vuelve a recortar en Educación y una vez más la enseñanza en euskera queda relegada a las migajas. Seaska denunció ayer en el lago de Senpere que a estas alturas siguen sin recibir la dotación para preparar el nuevo año escolar, cuando el resto de redes, tanto la pública como la privada católica, ya trabajan desde febrero con sus respectivas dotaciones. Seguiremos sin dotación, pero nuestros alumnos aprenden Historia. El 23 de mayo también lo harán.