Itziar Ziga
Itziar Ziga
Una exrubia muy ilegal

Las amonas nos crían y el capitalismo nos explota

Qué asco nos da tanto señoro salivando al hablar de guerra. Claro, en los últimos años la conversación social ha versado sobre temas nuevos, nuevos y repelentes para ellos: machismo, pandemia, racismo…

Mi amiga Itxaso y yo apagamos la radio en la cocina de su amatxo, hartas de la retórica bélica. Bajamos las cuatro animosas, madre, hija, amiga y criatura de dos meses, a tomarnos unos vinos de mediodía. Bueno, el bebé es el único que no bebe, pero observa y celebra la plenitud del mundo. Qué asco nos da tanto señoro salivando al hablar de guerra. Claro, en los últimos años la conversación social ha versado sobre temas nuevos, nuevos y repelentes para ellos: machismo, pandemia, racismo, homofobia, ansiedad, cambio climático… Necesidad y proyecto de transformar la violencia en belleza, de afrontar nuestra fragilidad como fortaleza, nuestro destino conectado ineludible, el de todas las criaturas que compartimos este planeta milagrosamente habitable. Por ahora. No, mucho mejor aumentar todavía más el gasto militar, la destrucción global, y ponerse en plan gallos de pelea, cuando vosotros no vais a pelear.

Observando a un pueblo cazador-recolector llamado hazda, en la actual Tanzania, la antropóloga Kristen Hawkes comprobó la importancia que tenían las amonas en la crianza y en la supervivencia del grupo. La hipótesis de la abuela cambió la percepción de nuestra propia especie, o nos la devolvió: solo hay que mirar a nuestra vera.

«El más débil no es el físicamente frágil o el que está enfermo, sino el que está solo. La selección natural está favoreciendo muchas características que favorecen esa conexión. Por ejemplo, la longevidad: vivimos más años no para tener hijos, sino para cuidar de los demás. La selección natural favorece que seamos una especie longeva para cuidar a individuos que son altamente dependientes, que necesitan de los otros desde muy pronto y hasta muy tarde. Lejos de ser una desventaja o una debilidad, la dependencia es el motor o la razón gracias a la cual vivimos tantos años». Lo dice nada menos que María Martinón-Torres, médica y paleoantropóloga galega, ¡una genia!

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