Asomadas a los tendales de nuestro patio de luces, me suelta Tere: todos los días lo mismo, esto no nos aporta nada, pero qué vas a hacer, ¡dejar que se te llene la casa de mierda! La alienación del trabajo doméstico que el heterocapitalismo hace recaer aplastantemente sobre las identificadas como mujeres, sin reconocimiento ni paga, explicado por mi vecina de Arguedas. Ya no me sorprende su agudeza, he ido aprendiendo a detectar insurgencia y poderío donde me dijeron que solo había ignorancia, por cierto, de donde provienen multitudinariamente las mías, las nuestras, del malgénero que sean.
Hace unos días, la bárbara Brigitte Vasallo, se despachó atinadísima contra el relato supremacista de la premiada "As bestas" en "El Salto". «No creo que se pueda decir nada peor sobre una historia que llamarla wéstern, una batalla de las fuerzas coloniales frente a un mundo colonizado que es alienado de su propia posibilidad de relato». "As bestas" traza una vez más ese retrato hosco, plano, sin alma, sin risa, sin ternura, sin cercanía, sin complejidad del otro, el inferior. Ya lo sé, ya estoy hablando otra vez de españoladas, porque la Galiza de Sorogoyen no es Galiza. Aunque es bastante universalizado el ansia de vernos reflejadas ante tanto supremacismo, y es una trampa. A través del vaskismo nos la cuelan todo el rato, desde dentro y desde fuera. No me cabe en esta columna despotricar contra Akelarre, he aguantado menos de diez minutos de ese retrato de las brujerizadas como cervatillas temblorosas. Fui al cine con mi compinche Eukene a ver "As bestas", a ella le costó cien mecagüendios más que a mí, no deja de ser una bestia de pueblo.
Evoco a mi amona Susana recitándonos a los reyes godos, ante la risa boba de sus presuntuosas nietas. Nacida en 1910 en Izkue, fue a la escuela lo poquísimo que pudo ir, suficiente para leer de por vida. Hace poco me enteré de que fue bastante pendón antes y durante la guerra, mientras pudo abiertamente. Y que adoraba trotar sobre una yegua… Hasta yo he rebajado a mis ancestras, a mi propio poderío.
Los reyes godos y el pendón de mi amona
He ido aprendiendo a detectar insurgencia y poderío donde me dijeron que solo había ignorancia, por cierto, de donde provienen las mías, las nuestras, del malgénero que sean
