Novedades y antiguallas en víspera de comicios. Entre los fenómenos rancios, un clásico de terror: España sigue encarcelando a ciudadanos vascos por motivos políticos y mediante autoinculpaciones bajo torturas. También en campaña. Con la impagable colaboración de la Ertzantza deteniendo a jóvenes municipio a municipio, como un recuento electoral.
Seis años de sus vidas. Un camino demasiado largo (¿o demasiado rápido?) para comprender la democracia.
Y salvo la excepción de siempre, el resto de candidatos, líderes autóctonos y directores generales, ni un ápice de lectura crítica del presente. Hasta los emergentes. Mudos. ¿Acaso creen que este es el orden natural? ¿O es miedo a llamar a las cosas y a sus responsables por su nombre?
Será que prefieren esperar a que Europa vuelva a desvelarnos una vez más la evidencia. Una nueva versión del unamuniano "que inventen ellos”. ¿Derechos humanos? Que los practiquen allá, que para eso son europeos, ¿no? Si aquí de lo único que se trata es de elecciones…
