Sean las votaciones que sean, los partidos estatales siempre recurren a exhibir a sus líderes máximos como reclamo electoral. «Primeros espadas» los llaman. Y esta campaña tampoco es excepción, aunque cueste creer que el señuelo tenga algún efecto seductor con la que está cayendo en los últimos años por allá abajo...

Así hemos visto pasar como una exhalación por estas tierras a los “populares” Esteban González Pons resucitando al Frente Popular en un mercadillo y a Javier Arenas peregrinando en soledad, al eurodiputado de Podemos Miguel Urbán poteando en plan cuadrilla por Bilbo mientras se espera la escapada de Carolina Bescansa a Iruñea, al líder de Ciudadanos Javier Nart hablando de sí mismo y de la «despolitización del espacio público» –algo muy parecido a lo que decía Franco–, al coordinador federal de IU Cayo Lara arengando a los suyos por el cambio en Nafarroa, o al secretario general del PSOE Pedro Sánchez visitando en diez horas las tres capitales de la CAV e Irun. Fue tan sobrado de tiempo que hasta reveló que tuvo una novia irunesa, lo cual prendió los suspiros de una señora y reverdeció las esperanzas del candidato Gasco. Más desconcertante resultó el aliento del ahora destinado en Madrid Patxi López, entre cuyos méritos consta haber arrojado al PSE a límites electorales muy preocupantes. Y anuncian la animosa presencia de Rosa Díez... ¿Ya tiene partido?

Pero de entre todos solo uno brilla con luz merecidamente propia: Mariano Rajoy Brey, que regalará su verbo fluido el sábado en Gasteiz y el martes en Iruñea. Y he aquí la incógnita: Si el presidente del gobierno de los recortes, de los desahucios, de los rescates bancarios, de la recentralización, de la “ley mordaza”, del aumento del paro, de la precariedad laboral, de la represión policial, del partido de la corrupción y de las cajas B viene a hacer campaña por el PP... ¿Es a favor o en contra?