Dabid Lazkanoiturburu
Dabid Lazkanoiturburu
Nazioartean espezializatutako erredaktorea

El sorprendente y vertiginoso desplome de Warren



Pese a comenzar la larga carrera muy rezagada respecto a Joe Biden y Bernie Sanders,  Elizabeth Warren logró situarse en la cima de las encuestas a la candidatura demócrata el pasado otoño y, secundada por una amplia cobertura mediática, llegó a parecer que tenía la investidura demócrata a la Casa Blanca en la palma de la mano.

Pero sus expectativas no han tenido su correspondencia en votos. Y es que, desde Iowa, no ha logrado no ya un primer puesto sino siquiera un segundo lugar en ninguna de la veintena de Estados que han celebrado primarias. El humillante tercer puesto en Massachussets –de donde es senadora–,en el Supermartes, junto con la cuarta posición en su Estado natal de Oklahoma, han sido la puntilla.

«Las universidades dedicarán cursos a este misterioso y total desplome de Warren. Es extraordinario», señala la periodista y veterana analista política Mara Liasson a la radio pública NPR.

Profesora de derecho de Harward, Warren llegó al Senado en 2008 en plena crisis financiera y global, Pronto se convirtió en el azote de Wall Street, Warren  y en la defensora de políticas económicas progresistas e impositivas contra los «ultramillonarios».

Tentada para que saltara a la arena en 2016, Warren optó por esperar a las presidenciales de este año y arrancó la campaña asegurando a los electores demócratas que tenía un proyecto para cada uno de los problemas, desde la política económica a la lucha contra la epidemia de los opiáceos...

Con una excepción, el sistema sanitario, que se ha convertido en una de las grandes cuestiones de la agenda a nivel federal. Finalmente, la senadora por Massachusetts apostó por defender la profundización hacia una cobertura sanitaria universal, pero prometiendo la salvaguarda de los seguros privados, muy extendidos entre buena parte de la población, incluida la clase media.

Esa indefinición -para algunos realismo–  le situó a rebufo de Bernie Sanders y de su mensaje, mucho más directo e impactante.  Paralelamente, Warren fue duramente criticada por haber aceptado, el pasado mes de febrero, el apoyo financiero de un Super Pac. No pocos le recordaron que hasta entonces había sido el ariete contra estos comités de acción política, que «compran» con financiaciones millonarias a sus candidatos.

Además, el hecho de que, haciendo honor a su vena pedagógica, revelara al detalle el plan de financiación para cubrir los miles y miles de millones que costaría la sanidad universal  le granjeó la desconfianza del electorado moderado. Ello coincidió con el buen arranque en las primarias de candidatos centristas como Pete Buttigieg y Amy Klobuchar.

«Waren se ha visto desbordada por Sanders a su izquierda y por los candidatos más moderados a su derecha», asegura Kyle Kondik, politóloga de la Universidad de Virginia.

Para Tobe Berkowitz, «su problema es que no ha encontrado un modo de atacar a Bernie (Sanders) y a la vez no espantar a sus propios electores».  Pero el profesor de comunicación en la Universidad de Boston recuerda que, en política, siempre hay un intangible detrás de derrotas como la de Warren.

«Los electores quieren que el que piensan que va a batirse por ellos tiene que ser 'auténtico'. Por una razón y por su contraria, Trump y Bernie responden a ese perfil. Warren no», concluye.

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