Dabid Lazkanoiturburu
Dabid Lazkanoiturburu
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La UE bendice el invierno árabe en Sharm el-Sheij

Ha querido el calendario que la primera cumbre de la Liga Árabe y la Unión Europea tenga lugar en el octavo aniversario de la malograda primavera árabe.La elección del lugar, la ciudad-balneario egipcia de Sharm-el-Sheij, tampoco deja de ser baladí.

Y no solo porque es la puerta de entrada a la provincia del Sinaí, escenario de una antigua rebelión armada beduina cooptada en los últimos años por los yihadistas del Estado Islámiico.

La cumbre supone la rehabilitación total del mariscal Abdelfattah al-Sissi, hombre fuerte de Egipto desde que derrocó al gobierno islamista de los Hermanos Musulmanes tras el golpe de Estado de 2013, asonada militar que certificó la defunción de la revuelta que había destronado dos años antes al rais Mubarak y, por extensión, sentenció a muerte a las rebeliones árabes.

Todo ello al final de una semana en la que el régimen egipcio ejecutaba a nueve miembros de la cofradía musulmana condenados en el marco de un proceso judicial denunciado por la ONU y Amnistía Internacional.

La UE se justifica aduciendo que no puede dejar que Rusia y China se repartan solas el pastel árabe por un quítame de ahí esas pajas de  derechos humanos. Quizás no le falte razón geoestratégica, sobre todo ahora que los EEUU de Trump anuncian un repliegue parcial de la región.

El caso es que Europa no tiene problema alguno en bendecir el invierno árabe. Y no lo tiene porque, sobre todo, la UE  vive su propio invierno, sin norte alguno, ni geoestratégico ni diplomático. A merced de unos procesos (Brexit, Italia, Grupo  de Visegrado…) que si no son síntomas del inicio de una disgregación total se le parecen peligrosamente.

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