Obituaires

OBITUAIRE

Carlos las Heras, la voz de «Desmond Tutu dub», Kortatu

“Carlos LAS HERAS“

(1962-2013)

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Carlos las Heras se inició en la montaña apuntándose a los grupos de montaña de Irun. Su afición por las cumbres fue más allá que la de sus amigos de infancia, como Juan Carlos «Bloody Mary», que aun le recuerda como si estuviera a su lado en esos días de pantalón corto

Carlos fue ambicioso, recorrió los montes de Euskal Herria y dio un paso más para hoyar cimas de Pirineos, Picos de Europa, Alpes..., donde ya se inicia con la escalada. Las Heras también era diferente a sus amigos por su inagotable afición por la lectura, de tal forma que terminó viajando a Barcelona para estudiar filología hispánica, terminando el doctorado, en el inicio de la década de los ochenta.

Por el 81/82 comenzaba a llegar a Euskal Herria una nueva y excitante música. Se iniciaba el bullicio musical más dinámico de su historia. Carlos enviaba a sus amigos cartas donde incluía dibujos de rastafaris y fue él quien introdujo a mucha gente de Irun en el mundo de la música jamaicana. Las Heras les mostró a sus amigos y colegas el sonido de Linton Kwesi Johnson, Burning Spear, Jimmy Cliff, Toots & the Maytals, Marley... Pero el montañero aficionado a la lectura era ambicioso, y también escuchaba a Dylan, con el que aprendió inglés sólo leyendo y escuchando sus letras. También se adelantaba a los tiempos siguiendo los discos de Tom Waits.

Con catorce años el Opus quiso reclutarle por su talento ofreciendo becas y dinero, pero tanto él como la familia rechazaron la oferta.

Fermin Muguruza fue otro de sus amigos, se conocían del instituto. La llegada a Euskal Herria del reggae, el ska y los Clash unieron más lazos, de tal forma que Muguruza utilizó la fértil verborrea de Carlos para que rapease en «Desmond Tutu dub», canción incluida en el maxi «A la calle». Cualquiera que escuche el dub, puede encontrarlo en youtube, imaginará que el rapero tendría que ser jamaicano, tanto por su tono, acento, cadencia, discurso, el inglés... Pero no, Carlos era de Irun, como su padre, de igual nombre y notable pintor, como su madre, que cuida sus recuerdos estos días entre el calor de los muchos amigos. También solía salir a bailar en los conciertos de Kortatu, habitualmente con una camisa roja.

Hoy no le podemos preguntar por qué siendo tan buen rapero y cantante no derivó en alguna experiencia. Quién sabe, pero quizá fuese por la enorme querencia que tenía por la literatura, por pasar fronteras, descabalgar cumbres...

Una vez terminados sus estudios en Barcelona comenzó a trabajar como traductor entre el inglés, el francés y el castellano. Allison, su compañera en la ciudad de Edimburgo, recibe el cariño de sus compañeros de trabajo, todos lamentan su muerte y todos atestiguan que era un traductor excepcional y una persona encantadora.

Su pasión por el cine también era muy grande. Juan Carlos «Bloody Mary» recuerda que antes de que «Reservoir dogs» se diese a conocer, él ya estaba asegurando que había un peliculón. Cuando muy pocos conocían al cineasta estadounidense James Jarmusch, Carlos ya le admiraba por su cine arriesgado, independiente. En este punto tampoco extraña que el irundarra fuera amigo de nuestro colaborador Mikel Insausti.

Por un tiempo vivió en París, hasta que se instaló en Glasgow. Tras conocer a su actual compañera Allison se afincó en Edinburgo. «Cuando se escapaba a Irún paraba mucho en mi casa, donde cenaba de forma habitual», apunta Juan Carlos quien señala que su capacidad narrativa era tal que sus hijos en lugar de ver la tele siempre se quedaban a escuchar las historias que Carlos contaba con mucha literatura. Por cierto, Carlos las Heras ganó un premio literario otorgado por el Café Iruña de Bilbo por su novela «Los rasos de Belagaña».

«Sabemos que no se ha ido uno de los más grandes que ha habido en este país, pero sabemos que fue el mejor amigo que hemos tenido. Y sabemos también que siempre estará en nuestros corazones», reflexiona Juan Carlos «Bloody Mary».