Texto y fotos: Eli Txapartegi

Museo de Reproducciones Artísticas, un viaje a la cuna del arte clásico

“Venus de Milo”, “David” de Miguel Angel, “Victoria de Samotracia”, “Laoconte y sus hijos”, “Torso de Belvedere”... El Museo de Reproducciones Artísticas de Bilbo exhibe réplicas de extraordinaria calidad de obras de grandes clásicos cuyos originales están en los mejores museos de Europa.

Interior de la Iglesia de Santa María, que acoge el museo.
Interior de la Iglesia de Santa María, que acoge el museo. (Eli TXAPARTEGI)

El Museo de Reproducciones Artísticas de Bilbo es peculiar. Incluso antes de acceder a él, en el número 14 de la calle San Francisco, el visitante intuye que no es una pinacoteca cualquiera, porque es muy singular el histórico edificio que lo alberga actualmente, la antigua iglesia neogótica del Corazón de María, construida a finales del siglo XIX. Y si ya sorprende desde el exterior por su impresionante fachada, más cautiva, si cabe, una vez dentro, con sus altas columnas, sus estancias diáfanas y sus coloridas vidrieras, que filtran la luz natural de tal manera que generan una atmósfera agradable y cálida. Un ambiente acogedor que potencia el protagonismo de las esculturas estratégicamente dispersadas a distintos niveles.

Reabierto en noviembre de 2006 en su actual sede tras permanecer clausurado diez años, hoy es uno de los museos más antiguos de la capital vizcaína. Se creó hace 90 años con el objetivo de completar la oferta cultural de la villa y ayudar en el aprendizaje de los estudiantes de Bellas Artes de la Escuela de Artes y Oficios. Actualmente se incluye entre los mejores de Europa en su género por la selección y calidad de las reproducciones expuestas, réplicas exactas de grandes obras maestras de la escultura de todos los tiempos.

Distintas ubicaciones

Hoy el museo se ubica en la iglesia del Corazón de María, pero en épocas anteriores ha conocido diversos emplazamientos, concretamente las Escuelas de Berastegui –desde 1930 hasta 1955– y Escuelas de San Francisco.

La iglesia de Santa María fue rehabilitado por completo y su interior se rediseñó teniendo en cuenta su nuevo uso cultural. Tres de sus cuatro plantas albergan la exposición permanente, mientras que el sótano se reserva a los talleres y demás actividades, generalmente encaminadas a enseñar las obras más representativas recopiladas en sus salas. Organizan visitas guiadas, exposiciones temporales, charlas y la iniciativa denominada “La obra en su contexto”, en la que se analiza con profundidad una obra de arte elegida previamente. Además, el museo también organiza otro tipo de eventos, como conciertos y desfiles de moda, siempre encaminados a dinamizar el barrio de San Francisco.

Colección permanente

La colección permanente ofrece un recorrido por la Historia del Arte a través de las excelentes copias de piezas que se encuentran en los Museos Vaticanos, la Academia de Florencia, el Museo de Berlín, el Museo del Louvre o el British Museum, entre otros. Es como un viaje a la cuna del arte clásico sin necesidad de viajar.

Sus impulsores quisieron primar la calidad de sus piezas, por lo que decidieron ir encargando poco a poco las copias. Y de esa forma fueron llegando obras maestras de la talla del “David de Verrocchio”, un joven David realizado en bronce por encargo de la familia Medici en una pose de triunfo con la cabeza de Goliat en sus pies; “El Niño de la Espina”, pieza de bronce de la antigua Grecia custodiada en los Museos Capitolinos de Roma; o el “Torso del Belvedere”, que lleva la firma del ateniense Apolonio de Atenasun y que representa parte de un desnudo masculino resguardado por los Museos Vaticanos. El valor de sus colecciones reside en ser vaciados, es decir, ser primeras copias de los originales.

Colección permanente

Quien se acerque al museo puede pasear entre las esculturas sin rumbo fijo, pero hay piezas que quizás requieren una atención especial, unos minutos extra, unas paradas más pausadas. Entre ellos se encuentra “Venus de Milo”, una de las esculturas romanas más célebres del mundo antiguo convertida en el paradigma de la belleza clásica cuyo nombre obedece a que fue hallada en la isla griega de Milo. La copia procede del Museo del Louvre.

También merece una atención especial “Victoria de Samotracia”, copia de la gran obra maestra custodiada en el Louvre. A Niké, la deidad griega de la Victoria, le faltan muchos trozos de su cuerpo porque hue hallada en pedazos. Igualmente, destaca “Moisés”, cuyo original decora la tumba del Papa Julio II en la iglesia de San Pedro in Vincoli de Roma. Al parecer, Miguel Angel siguió al detalle la descripción que del profeta hace la Biblia, porque la figura tiene dos cuernos. Su copia lleva la firma de un taller romano.

Más copias

“Laocoonte y sus hijos” y “Discóbolo” también son especiales. El primero representa al sacerdote troyano Laocoonte y a sus dos hijos atacados por dos serpientes enviadas por Poseidón. Considerado uno de los mejores ejemplos del barroco griego, la copia de Bilbao se realizó en los Museos Vaticanos. Con respecto al segundo, “Discóbolo”, únicamente se conservan copias romanas; la de Bilbo es una copia del “Discóbolo Townley”, del British Museum. Representa a un lanzador de disco y se realizó en el Taller de Benito Bartolozzi en 1930.
 

Pese a que la exposición permanente es la protagonista del museo, sus responsables gestionan también las visitas al cercano yacimiento de la plaza del Corazón de María, que esconde un auténtico tesoro: los restos del antiguo Convento de San Francisco, construido a finales del siglo XV y demolido durante el XIX.