Gorka Ikatza

Mai Tai, Polinesia en vaso ancho

Mezcla de rones, zumo, sirope; explosión de sabores amargos, dulces y afrutados… «Mai tai roa ae»; algo fuera de lo común, en lengua tahitiana, es lo que exclamó la primera persona que probó el cóctel en un bar de Oakland en 1944.

El Mai Tai de Kevin Blázquez en el Hontza de Hondarribia.
El Mai Tai de Kevin Blázquez en el Hontza de Hondarribia. (Gorka Rubio | Foku)

Aunque pueda resultar curioso, el cóctel Mai Tai no fue preparado por primera vez en ninguna exótica isla de Polinesia sino en la costa oeste de los Estados Unidos de Norteamérica, durante la belicosa década de los años cuarenta del pasado siglo.

Tras el bombardeo de Pearl Harbor, EE.UU. andaba en batallas navales y ocupaciones isla a isla por el Océano Pacífico mientras en su territorio se ponía de moda la cultura tiki, una mezcla de estereotipos polinesios y hawaianos que inspiró los establecimientos de ornamentación exótica, con antorchas llameantes y guirnaldas de flores.

Tal y como recuerda Kevin Blázquez, del Hontza Cocktail Bar de Hondarribia, «la palabra tiki, en el mundo del cocktail, se refiere a bares ambientados en la cultura polinesia, por su decoración, música, vajillas y sabores en el que predomina la mezcla de rones y frutas exóticas».

Todo eso acostumbramos a identificarlo con la cultura hawaiana, «pero lo que realmente se ve es una mezcla de diferentes culturas de la región del Pacífico Sur», precisa.

En aquel contexto de guerra y de descubrimiento de lo exótico, Victor Jules Bergeon, también conocido como Trader Vic, regentaba desde 1934 el Hinky Dinks, ubicado en Oakland, en la estadounidense bahía de San Francisco.

El menú del Hinky Dinks era básicamente polinesio, además de una mezcla de comida china, francesa y americana preparada en horno de leña.

Una tarde de 1944 esperaba a un par de amigos, Ham y Carrie Guild, procedentes de Tahití. Quería homenajearles con un cóctel especial, así que preparó uno mezclando varios ingredientes tahitianos.  Dio a probar el trago y su amigo Carrie, tras el primer sorbo, exclamó: «Mai tai-roa aé», lo que venía a significar en lengua tahitiana que el cóctel era el mejor, algo fuera de este mundo, fuera de lo común.

Desde entonces, el nuevo cóctel sería conocido como Mai Tai; «maita´i» quiere decir «excelente». Se hizo muy popular en California y posteriormente en Seattle, cuando en 1948 Bergeon abrió el primer Trader Vic´s, en la actualidad una cadena de restaurantes y bares tiki.

Pelea judicial

Pero como suele ocurrir en el mundo de la coctelería, siempre hay alguien más que se atribuye la paternidad del trago. En el caso del Mai Tai se trata de Ernest Raymond Beaumont Gantt, un trotamundos de Texas más conocido como Don Beachcomber, o Don Beach, a secas, aunque fuera barman.

Gantt asegura que él hizo el primer Mai Tai diez años antes que Bergeon, concretamente en 1933 en el Don The Beachcombre´s Bar de Hollywood, también en California.

En este caso la polémica sobre el Mai Tai acabó en tribunales. Bergeon tenía ya una cadena de establecimientos Trader Vic´s y comenzó a distribuir el Mai Tai embotellado. En 1970 Beaumont lanzó al mercado, también embotellado, el Don The Beachtcomber´s Mai Tai Mix, con una etiqueta en la que se atribuía la invención del cóctel.

Bergeon demandó a Beaumont y publicó un comunicado de prensa de siete páginas en el que revelaba su receta magistral y presentaba una declaración jurada de Carrie Guild confirmando la versión e incluso contando cómo se le puso el nombre de Mai Tai. Bergeon ganó la demanda.

A pesar de la resolución judicial, entre los expertos en coctelería sigue habiendo debate al respecto. Lo mismo Trader Vic que Don Beachcomber son dos personajes ineludibles en la cultura tiki.

Preparación

La receta a la que recurre Kevin Blázquez en su Hontza Cocktail Bar, de Hondarribia, es la creada en el año 1944 por Víctor Bergeron, o Trader Vic, como se prefiera.
«En una coctelera echamos 20 ml. de ron añejo de Jamaica, otro tanto de ron añejo de Martinica y la misma cantidad de Triple Seco. Luego añadimos 15 ml. de zumo de lima, lo mismo de sirope de almendra y, finalmente, 10 ml. de sirope de caña de azúcar y una palada pequeña de hielo picado».

«Batimos enérgicamente durante unos cinco segundos, para que no se diluya demasiado y el sabor de la mezcla se mantenga», explica.

El vaso indicado para disfrutar de un Mai Tai es el clásico ancho de whisky, llamado Doble Old Fashioned y que suele tener una capacidad de entre 350 y 400 ml. «Vertemos la mezcla en el vaso, completamos con más hielo picado y decoramos con una rodaja de lima y una o dos ramas de menta», concluye.

Kevin Blázquez, con su Mai Tai. (Gorka Rubio | Foku)


Aunque ésta sea la receta que acostumbra a preparar Kevin Blázquez en el bar Hontza, en su afán de difundir la coctelería también nos presenta la fórmula de Don Beachcomber:

«Vertemos en la coctelera 45 ml. del ron de Jamaica, 30 ml. del cubano y 15 ml. de triple seco. Luego le damos un golpe de Pernod, que vienen a ser tres gotas, 7,5 ml. de sirope de Falemum, 30 ml. de zumo de pomelo, otros 7,5 ml. de zumo de lima y dos golpes de angostura».

Tras ello, se añade una palada pequeña de hielo picado y se bate con fuerza durante cinco segundos. Al igual que en el caso del de Trader Vic, este Mai Tai también se sirve en el mismo tipo de vaso, doble old fashioned.

La base es el ron, combinado con otros ingredientes que acaban generando un trago robusto

Como se ve, la base el cóctel es el ron, combinado con otros ingredientes que acaban generando un trago robusto, ácido con matices dulces y tonos afrutados. El Triple Seco, por ejemplo, es un licor suave producto de la destilación de cáscaras de naranja que aporta el aroma y dulzor de ese cítrico confitado. Los siropes también ayudan a rebajar la acidez de la bebida.

El Mai Tai es un cóctel que se puede hacer en casa, pues únicamente precisa de una coctelera para batirlo y el vaso para servirlo. Evidentemente, si no disponemos de un Doble Old Fashioned puede valer cualquier vaso ancho, uno de sidra, sin ir más lejos, con el fin de que podamos percibir bien los aromas cuando damos el trago.

Se trata de un bebida preparada para ser degustada fría, por eso se echa más hielo al vaso, para que la temperatura se mantenga baja hasta el final.

El Hontza, sin secretos

En su Hontza Cocktail Bar, en el Casco Viejo de Hondarribia, Kevin Blázquez asegura que lo mismo con otros compañeros de profesión que con los clientes, le gusta compartir sus recetas, «tanto de cocktails como de ingredientes, que realizo de manera artesanal; y también sobre si me inspiro o replico recetas de otros bares donde he trabajado o de mis propios mentores».

El barman piensa que el secretismo en el mundo de la coctelería provoca que el oficio se estanque, de ahí que él sea particularmente comunicativo.

Confiesa que desde siempre se ha sentido atraído por lo tiki y, en este sentido y en el profesional, se muestra «eternamente agradecido» a Txema Huici, de la Gintoneria Donostiarra, «donde he podio aprender y desarrollarme en esta cultura y me ha servido para adaptar para mi bar varias recetas que allí se ofrecían».

Kevin Blázquez no sólo es comunicativo sino también muy agradecido. Por eso no escatima palabras de reconocimiento para aquellos con quienes ha trabajado y aprendido a lo largo del tiempo, «con especial mención a Ivan Álvarez y Charli Perez».

Cóctel de media tarde

Aunque cada uno pueda tomarse un Mai Tai cuando mejor le plazca, el cóctel está entre los considerados de media tarde en un día de verano; ideado para ser degustado sin prisa, despacio y con mucha calma.

Perfecto para refrigerarse en una calurosa tarde de estío. Eso sí, los ingredientes de la bebida son potentes desde el punto de vista alcohólico, por lo que es importante controlar el disfrute para que no se nos convierta en una mezcla explosiva, incluso a la sombra y frescos.