Gorka Ikatza

Cualquier hora es amanecer en Donostia

Es un auténtico placer poder gozar de los primeros rayos de sol reflejados sobre las aguas de la playa de la Zurriola, el lugar de la Hirutxulo donostiarra donde antes acaricia el nuevo día. Pero hay que madrugar...

Patxi Troitiño con su Donostia Sunrise, decorado también a lo donostiarra.
Patxi Troitiño con su Donostia Sunrise, decorado también a lo donostiarra. (Gorka Rubio | Foku)

... Sin embargo, con un cóctel Donostia Sunrise en la mano cualquier hora pude ser la ideal para deleitarse de un amanecer allá en Sagües, o en la Concha u Ondarreta. La cuestión es relajarse y disfrutar.

Sabemos que el sol se despereza igual sobre el mar que sobre la tierra, pero cuando hablamos de tragos y escuchamos la palabra sunrise, al momento pensamos en una playa, un amanecer en el horizonte incandescente y una grata brisa acariciándonos la piel. Es la manida imagen de la publicidad combinada con el deseo de disfrutar de la vida; el contexto ideal para un cóctel, que nos puede transportar a los paraísos que en la realidad se nos escapan. 

Y es que son numerosos los cócteles apodados sunrise que el subconsciente colectivo identifica con verano y playa. Sin lugar a dudas, el más conocido de todos ellos es el Tequila Sunrise, que empezó siendo conocido como Acapulco; un trago que genera en el vaso long drink una gama fascinante de tonalidades que van del rojo al naranja y que nos coloca, inmediatamente, frente al amanecer tumbados en una hamaca playera escuchando el ronroneo de las olas... aunque estemos en Tutera.

Por lo general, los cócteles sunrise tienen zumo de alguna fruta, algún tipo de sirope o jarabe y una base alcohólica diversa que es la que suele aportar la otra parte de la denominación. En el caso del Tequila Sunrise es, evidentemente, el destilado mexicano de agave, al que se le añade zumo de naranja y un poco de jarabe de granadina.

El precursor del actual Tequila Sunrise se preparó por primera vez en el Hotel Arizona Biltmor, de Phoenix, EEUU, hace casi un siglo. En 1972 los Rolling Stone pusieron a su gira el nombre de Tequila Sunrise Tour, después de probar por primera vez el cóctel en un bar de San Francisco y quedar encantados. Sus satánicas majestades se homenajeaban con un trago de Tequila Sunrise antes de empezar cada concierto de aquella gira.

Mick Jagger, en la gira de 1972. (Wikimedia Commons)

Un año más tarde, en 1973, el grupo Eagles grabó su famosa canción ‘Tequila Sunrise”’ en la que a un trabajador solitario enamorado le pilla el amanecer con un trago de tequila en la mano: «It's another tequila sunrise / This old world still looks the same»; «Es otro amanecer de tequila/ este viejo mundo todavía tiene el mismo aspecto».



Que el viejo mundo siga igual no significa necesariamente que todos los sunrise también lo sean. Si preferimos un amanecer Aperol no tenemos más que sustituir el tequila por ese licor y disfrutaremos de un Aperol Sunrise; otro tanto con el Amaretto Sunrise o con el Pisco Sunrise, si acaso nos seduce más el Océano Pacífico sudamericano. Y si optamos por ver amanecer sobre las gélidas aguas del Mar Blanco, entonces pediremos un Russian Sunrise o Vodka Sunrise, que es lo mismo.

En fin, que hay sunrise para todos los gustos y hasta para todos los públicos, pues en el Red Sea Sunrise se sustituye el tequila por limonada y todos tan contentos; o casi.

Pero sobre todos los amaneceres posibles nos quedamos, sin duda alguna, con el Donostia Sunrise de Patxi Troitiño que, para mayor fascinación, puede ser disfrutado mirando nuestro Kantauri Itsasoa desde la terraza del Akelarre, en el Espazio Oteiza de Igeldo. En semejante escenario, ¿se le puede ocurrir a alguien pensar en Acapulco?

Patxi Troitiño, multipremiado bartender donostiarra y profesor en el Basque Culinary Center, emplea el ron como base de este cóctel de autor, que es muy bajo en alcohol porque únicamente tiene 4º y está considerado como digestivo.

Además del ron, el Donostia Sunrise lleva también sirope de mora y zumo de lima, además de nata semimontada: «Es el típico digestivo que queda fenomenal»

 

Además del ron, el Donostia Sunrise lleva también sirope de mora y zumo de lima, además de nata semimontada, que se añade sobre la bebida formando una capa que posteriormente se decora con la barandilla de La Concha.

«El cóctel es un homenaje a mi madre –comenta Patxi Troitiño–, una madrileña loca por Donostia que se enamoró de la ciudad antes que de mi padre y se vino a vivir aquí. También le encanta la canela y la mora; así que con esos tres conceptos, Donostia, canela y mora, creamos este cóctel de autor que sabe un poco como a tarta de queso líquido».

«Es el típico digestivo que queda fenomenal tras una comida o una cena», recomienda.
Y recuerda que fue el primer cóctel que creó cuando aún era novato. En aquellos días de 1996 pensó en hacer algo que le gustara a su madre, y así ensambló este trago que hoy en día permanece en la carta porque «está muy bueno y la gente lo sigue pidiendo».

Foto: Gorka Rubio | Foku

Preparación
 
La preparación del Donostia Sunrise de Patxi Troitiño comienza vertiendo en la coctelera 40 ml de ron añejo, 30 ml de sirope de mora y 25 ml de zumo de lima, además de abundante hielo. Tras agitarlo debidamente lo sirve en una copa de cóctel. A continuación, cubre la bebida con una capa de nata semimontada.

«Entonces, con una plantilla, grabamos la barandilla de La Concha espolvoreando sobre ella una mezcla de azúcar moreno y canela que hemos triturado en un molinillo –explica-. Cuando retiramos la plantilla queda grabada la barandilla de La Concha sobre la nata».

Por último, a la derecha, coloca un palillo con una mora fresca natural y... «¡listo el Donostia Sunrise!».

Patxi Troitiño lleva la profesión y el arte en la sangre. Sus padres tenían un bar en Altza y «teniendo en cuenta la personalidad de mi madre, era imposible no engancharse a este mundo»

Patxi Troitiño lleva la profesión y el arte de bartender en la sangre. Sus padres tenían un bar en el barrio donostiarra de Altza y, como bien recuerda, «teniendo en cuenta la personalidad de mi madre era imposible no engancharse a este mundo».

Hace casi treinta años, en 1996, abrió en Errenteria el pub Stick, donde sigue trabajando y haciendo disfrutar a la clientela con sus cócteles. También se le puede encontrar en el Cocktail Bar del Hotel Zinema 7, en la capital de Gipuzkoa.

En cualquiera de esos establecimientos se puede tomar el Donostia Sunrise de Patxi Troitiño y gozar de un amanecer donostiarra aunque sea al atardecer. Pero si lo que buscamos es una experiencia sensorial completa –no necesariamente orgásmica- y ver amanecer sobre el mar incluso bajo las estrellas titilantes, la barra de coctelería de la terraza del Akelarre, en Igeldo, es el observatorio perfecto.