
Este jueves, que ha amanecido lluvioso en Bilbo, se desarrolla el encuentro anual de las comparseras que han tenido el honor de detonar la fiesta, con el pertinente permiso de su musa. Una jornada de camaradería en la que cargan pilas gracias al cariño de todo aquel con el que se encuentran. Veinte de esas mujeres han insuflado energía a la actual txupinera, Olatz Agirre, y al pregonero, Francis Díez, que modulan el esfuerzo para dejar el pabellón bien alto hasta la despedida de Marijaia.
El punto de reunión ha sido, de nuevo, el mercado de La Ribera, donde sus comerciantes les han vuelto a agasajar con un hamaiketako. Mientras, quienes han tenido el honor de enfundarse la guerrera roja, han comenzado a saludarse y a entablar conversación a la espera de la llegada de Agirre y Díez. La animación musical ha corrido a cargo de Joseba eta Bittor con la trikitixa y pandero con clásicos como ‘Ikusi mendizaleak’ o ‘Lepoan hartu’, entre otros.
Instantes para hablar y compartir confidencias. Nerea Ahedo, de la desaparecida Adiskideak, fue txupinera en 1993. Siempre ha vivido Aste Nagusia, aunque admite que ahora lo hace «a un ritmo diferente». «No estoy hasta las cinco de la mañana en las txosnas, pero disfruto del día», aclara.
Poco han tardado la comparsera de Txori Barrote y el cantante de Doctor Deseo en aparecer. Saludos, a los que ha seguido la colocación de una insignia de la asociación comercial a la actual txupinera por parte de Juanjo Blanco Magunagoikoetxea, cuya familia regenta desde 1950 una jamonería y chacinería en la emblemática plaza de abastos. Tras treinta años detrás del mostrador, se jubila, tal y como ha comentado el presidente, Asier Beato.
La comitiva ha realizado una breve kalejira entre los puestos, lo que ha sorprendido a parte de la clientela, aunque hay otros que conocen esta tradición. Sin duda, han sido los turistas que estaban en el área que ocupan los negocios de hostelería los más asombrados por la música y el paso de las txupineras.
Primer txupin en el mercado de La Ribera
En el exterior, han disparado cada una el preceptivo txupin, con recuerdo en el primero, por parte de María Jesús Agirregoitia, de Uribarri, a las cuatro compañeras que ya no están físicamente entre ellas, pero sí en sus corazones. Esta veterana del cuerpo lo fue en 1979, cuando el icono festivo no tenía ni percha lanzachupines, que data de 1983, o uniforme, que se instituyó dos años después.
También ha habido un momento de complicidad entre Agirregoitia y Díez, por aquello de ser vecinos de Uribarri.
Aunque no lo parezca, a pesar de la experiencia, más de una –como Nerea Orizaola, de Zaratas– siente temor al disparar los txupines, aunque lo ha vuelto a superar gracias a sus compañeras.
Doce años han transcurrido desde que Jone Artola, de Txori Barrote, fuera vetada por los tribunales españoles para ser lo que ha sido durante ese tiempo. Con añoranza, recuerda, que fue «su mejor regalo de cumpleaños», ya que, a pesar de la exclusión que sufrió por parte de los responsables municipales por su condición de familiar de preso, el cariño que le transmitió la gente «fue infinito».
«Se demostró el carácter popular de Aste Nagusia, la necesidad de respetar la voluntad de las comparsas y a los iconos de la fiesta», manifiesta después de lo vivido. Artola añade que su compañera de comparsa, la actual txupinera, era la «mejor elección que podría haber hecho Txori Barrote». Asegura que está ejerciendo su tarea a la perfección.
Confiesa que el momento que más le emociona de Aste Nagusia no es el txupin, sino el cambio de atributos que txupineras y pregoneros llevan a cabo en el puente de San Anton. «Es un momento especial después de meses de trabajo, que se intensifica la última semana, para que todo esté a punto», expone.
En alegre biribilketa, el cortejo se ha adentrado por Carnicería Vieja para pasar por la plaza de Santiago y Bidebarrieta, camino del Arenal. Muchos turistas han tratado de captar el momento, preguntándose quiénes eran aquellas mujeres, vestidas de rojo, que bailaban y cantaban con un hombre de amarillo y bicornio negro.
Su llegada al Arenal ha sido saludada por muchas personas que las esperaban, alertadas por la presencia de medios de comunicación. A unos metros, cubierta para no mojarse más de lo debido, Marijaia las ha sonreído cuando han comenzado a entonar su canción. Dos iconos, por cierto, que la tienen. A las veinte txupineras ataviadas se les ha unido otra que no ha vestido en esta oportunidad uniforme, Alazne Olabarrieta, de la desaparecida Mamiki, que encendió la mecha de Aste Nagusia en 1983.
Con Palestina, como con otras causas
En esas fotos previas, han mostrado un cartel que rezaba ‘Palestina askatu, boikot Israel’. Algunas de ellas, han sustituido la tradicional pañoleta azul que diseñó Juan Carlos Eguillor por la que se solidariza con la causa palestina.
En conversación previa, Arantza Garbayo, de Pa...Ya, que fue txupinera en 1999 a pesar de estar presa, ha destacado el «espacio de solidaridad y de reivindicación» que es Aste Nagusia. «Los ataques continúan. Ahí tenemos el intento de condicionar y limitar las iniciativas de las comparsas, por ejemplo a través de TicketBai, pero siempre vamos a promover acciones como la de apoyo a Palestina con el boicot a Coca Cola», ha enfatizado.
Todas ellas se han preparado para el disparo anual de txupines en recuerdo a las ausentes, captado por las cámaras, que han repetido antes de acudir al espacio del Gastronómico para seguir con la fiesta.

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