Adel Khadri, el vendedor ambulante de cigarrillos de 27 años que se quemó ayer a lo bonzo gritando «aquí está la juventud que vende cigarrillos, aquí está el paro», en las escalinatas del teatro municipal, en la avenida Habib Bourguiba de la capital tunecina, ha fallecido en el hospital.

Este gesto, de un gran simbolismo en un país minado por la crisis política y la pobreza, recuerda al de Mohamed Buazizi, otro vendedor ambulante que se inmoló en diciembre de 2010 en la localidad de Sidi Buzid después de que la Policía le confiscara su mercancía de fruta y cuya muerte fue el detonante de las revueltas populares que acabaron con el régimen de Zine al Abidine Ben Ali y que se extendieron a otros países del mundo árabe.