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Madrid

El PP trata de cerrar filas en torno a Rajoy tras el aumento de las críticas internas en Génova

Diversos barones del PP ponen en cuestión la política fiscal o la mala gestión comunicativa de los planes del Gobierno español. Pese a las críticas, Génova trata de vender una imagen de unidad alrededor de Mariano Rajoy.

Rajoy, a la derecha, durante la reunión que mantuvo ayer con el primer ministro italiano, Enrico Letta. (Dominique FAGET/AFP)
Rajoy, a la derecha, durante la reunión que mantuvo ayer con el primer ministro italiano, Enrico Letta. (Dominique FAGET/AFP)

La cohesión interna del PP se resquebraja. Las malas perspectivas económicas, que tumban las previsiones hechas hace un año, así como la adopción de medidas que chocan abiertamente con el ideario de Génova, como la subida de impuestos, ha provocado un incremento de la contestación interna al jefe de Gobierno español, Mariano Rajoy. La expresidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, y los líderes de Galicia y Extremadura, Alberto Núñez Feijoo y José Antonio Monago, expresaron sus desavenencias durante una jornada en la que el Comité Ejecutivo trataba de vender la imagen de cierre de filas. No en vano, el Gobierno afronta unas semanas clave. El miércoles, el jefe del Ejecutivo acude al Congreso para explicar las nuevas previsiones y los recortes añadidos. Una semana después se reunirá con patronal y sindicatos, que abogan por un «pacto de Estado» al que también quiere sumarse el PSOE.

La política fiscal y la estrategia comunicativa, errática en los últimos meses, son dos de los argumentos que esgrimen los críticos. Esperanza Aguirre ya había abierto las hostilidades hace días, cuando instó públicamente a Moncloa a bajar los impuestos y recortar con nuevos tijeretazos a la Administración. Un planteamiento que reiteró ayer frente a Rajoy, a quien reclamó una bajada inmediata del IRPF aprovechando que Europa ha ampliado en dos años el margen para reducir el déficit al 6,3%. Aguirre, teóricamente apartada de la política, no fue la única que habló de fiscalidad. José Antonio Monago, presidente de Extremadura, aprovechó la jornada para anunciar que reducirá algunos de los tipos impositivos en su comunidad. Una medida que choca con las políticas aplicadas desde Moncloa, donde se asume que la subida del impuesto sobre la renta tendrá que mantenerse hasta 2015. El presidente extremeño anunció esta medida en un acto junto al expresidente español Felipe González, que tuvo lugar al mismo tiempo que el Comité Ejecutivo del PP, al que no acudió por segunda vez consecutiva.

Rajoy, sin embargo, defiende como inevitable su política fiscal. «Nosotros no queríamos subir los impuestos, pero el año pasado España estuvo a punto de un crac y era absolutamente necesario hacer una política de mayores ingresos, a través de la disminución del gasto de 20.000 millones de euros y del incremento de los ingresos por 2.000 millones. Cuando el Gobierno pueda, bajará los impuestos. Pero la prioridad era evitar una intervención», aseguró en el encuentro con sus «barones», según indicó posteriormente María Dolores de Cospedal, encargada de dar las explicaciones del PP tras más de un mes alejada de la sala de prensa de Génova.

Posteriormente, el propio presidente español ratificó este mensaje en la comparecencia celebrada junto al primer ministro italiano, Enrico Letta. «El equilibrio, la moderación y el futuro de la economía requiere mantenerlos», sostuvo Rajoy, que se comprometió a revertir el incremento del IRPF en 2015. «Me gustaría hacerlo antes», afirmó, pero condicionó su política fiscal a la evolución monetaria del Estado.

El desplante de Feijóo

La subida de impuestos, que contradice abiertamente el programa con el que el PP concurrió a las elecciones, no es el único asunto que provoca fricciones en Génova. De hecho, importantes «barones» estuvieron ausentes en la reunión de ayer. Además de Monago y Feijóo, faltaron Juan Vicente Herrera (Castilla y León), José Ramón Bauzá (Baleares) y Luisa Fernanda Rudi (Aragón). Cospedal intentó restar importancia a las ausencias. Sin embargo, parece evidente que no todo Génova comparte el modo en el que Rajoy gestiona la crisis y sus consecuencias.

Las cifras de paro están disparadas. El crédito político del PP, por los suelos. Por eso, crecen las voces que consideran que el presidente no está sabiendo comunicar bien su gestión. Entre ellos, el líder de la Xunta, quien afirmó ayer que «a este Gobierno le falta relato en época de crisis. Todos los políticos nos quejamos de que no nos entienden. Y hay que hacer un mayor esfuerzo para que te entiendan».

La dirección del PP, no obstante, intenta restar importancia a las críticas. Cospedal llegó a poner en cuestión las fuentes utilizadas por los periodistas para desvelar las desavenencias. «Dudo de la intensidad de las críticas, cuando uno tiene una muy fundada la hace en su propio nombre», aseguró en su comparecencia, en la que indicó que Rajoy había abogado por la «pedagogía» a la hora de explicar las medidas del Ejecutivo.

Hasta el momento, ni el presidente ni su gabinete se han destacado por su éxito a la hora de dar pistas sobre su estrategia. Ahora, la versión oficial es que el Estado español «está mejor que el año pasado». Una tesis que intentará vender mañana en su comparecencia ante el Congreso, donde tendrá que explicar las nuevas previsiones económicas, aún peores que las elaboradas hace un año. Ayer, tanto Rajoy como Cospedal trataron de defender los recortes como la única alternativa a la intervención. «Nadie nos dice lo que tenemos que hacer», dijo la «número dos» del PP, contradiciendo a su presidente, que suele escudarse en el mandato de Europa para justificar sus incumplimientos. Contradicciones que no tranquilizan a los críticos, cuyas voces cada vez se alzan más en Génova.