Iratxe Fresneda | 7K
Entrevue
Sonia Livingstone
Profesora de la London School of Economics and Political Science

«Los niños necesitan vivir en un mundo de riesgos, para convertirse en personas competentes»

Sonia Livingstone es profesora en el Departamento de Media and Communications de la London School of Economics and Political Science. Desde su equipo de investigación internacional estudian el riesgo, el daño y la vulnerabilidad infantil online y reflexionan sobre la evidencia útil, sobre una correcta política de seguridad infantil en internet. El trabajo de Sonia Livingstone y su equipo señala los riesgos y las oportunidades que ofrece el entorno digital a los niños y jóvenes y recomienda políticas de actuación para minimizar los perjuicios posibles y aprovechar los beneficios. ‘EU Kids online’ lleva funcionando desde 2006, en la actualidad son más de 33 países los que forman parte del estudio.

(Conny Beyreuther)
(Conny Beyreuther)

Doctora en Psicología por la Universidad de Oxford y catedrática desde 1999, primero en el Departamento de Psicología Social, y en la actualidad en el Departamento de Media and Communications de la London School of Economics and Political Science (LSE). Además de sus diferentes responsabilidades en la LSE, ha sido y es profesora invitada de diferentes universidades europeas y norteamericanas, entre otras, Inter- Media (Universidad de Oslo, 2008), la Libera Università di Lingue e Comunicazione (Milán, 2004), Universidad de Bergen (2002) y la Universidad de Illinois (2000).

Hablamos con la Dr. Livingston en Bilbo, durante el IV Congreso Internacional Espacios Comunicativos de la Asociación Española de Investigación de la Comunicación organizado por la UPV/EHU.

¿Qué le llevó a adentrarse en esta investigación en torno a internet y la infancia?
Hubo un interés académico e intelectual, en términos de desarrollo de las líneas investigadoras anteriores. Habíamos investigado la historia de los medias, comencé a indagar en torno a los cambios, la televisión, más tarde el vídeo y los videojuegos, la televisión por cable... Cada vez que aparecía un nuevo medio nos preguntábamos que era lo que significada para la infancia, para los progenitores, para la cultura. Internet recibió, al extenderse su uso, mayor atención que el resto de medios, porque iba más allá del entretenimiento, del placer de la gente. Tenía que ver con la difusión de la información, de todo tipo de información, y también generó el debate en torno a la seguridad, al uso que debían hacer de esos contenidos tan dispares, al alcance de todos, también de los niños y las niñas. El modo en el que el medio cambia la vida de las personas, cómo la sociedad se adapta y evoluciona con un nuevo medio es una cuestión fascinante.

En 2010 se realizó una encuesta a 25.000 niños europeos y a sus padres, lo que ofreció la oportunidad de contrastar las visiones de padres y niños a gran escala. ¿En qué se diferenciaban esas miradas?
Entre otras cosas, los progenitores consideraban que es muy complicado para los más jóvenes manejarse en la red. En internet los más jóvenes pueden encontrarse con el mundo de la pornografía, conocer nuevas personas y eso les inquietaba. En muchas ocasiones admitían no saber cómo ayudar a sus hijos. Los jóvenes no veían los riesgos de igual manera.

Han hallado diferencias entre progenitores norteamericanos y europeos a la hora de valorar su responsabilidad hacía el uso de internet por sus hijos.
Se trata de dos contextos culturales muy distintos. En Europa se entiende de algún modo el «derecho» a la privacidad, al juego y al aprendizaje de los niños. Por supuesto en Estados Unidos también se entiende esta idea, pero ellos reflejan al mismo tiempo que como padres y madres tienen el derecho de entrar en esa privacidad. Hablan en términos algo económicos, son ellos los que pagan. Considero que los progenitores creen que han de negociar la gestión del uso de internet, en cambio los norteamericanos creen que pueden ver con quién hablan por la red y que pueden acceder a sus ordenadores en cualquier momento. Creo que se trata de una cuestión muy interesante.

¿Cómo podemos, como progenitores, dar a los niños las competencias necesarias para evitar el dolor? Porque, al igual que en la vida real, también en internet se enfrentan a todo tipo de riesgos, tienen que aprender a vivir en el mundo...
Efectivamente. Estoy totalmente de acuerdo con lo que dices. Necesitan vivir en un mundo de riesgos, para convertirse en personas competentes. Y lo sabemos cuando les enseñamos a cruzar adecuadamente la calle. Les damos la mano para cruzar con ellos, luego les soltamos la mano y finalmente dejamos que lo hagan solos. En este caso tenemos un proceso, diferentes estadios, pero en el caso de internet no hay ningún tipo de proceso. Internet se afronta de un modo más brusco, sin tantas etapas. Se puede realizar de una manera positiva, alejada de la cobertura alarmista de los medios, que destacan sobre todo los aspectos negativos de la relación con las nuevas tecnologías. En cuanto a los padres, es interesante que estos vean internet como una herramienta positiva, que intenten reducir los riesgos pero sin quitar las oportunidades a los menores.

Es complejo marcar los tiempos en este caso, si es que los hay...
Claro.

Se simplifica en exceso al hablar de los posibles peligros que puedan existir en la red. Se habla siempre de riesgos como el del cyberbullying, el acceso a cierto tipo de pornografía, o la pederastia. Pero hay otra serie de riesgos, ¿los están identificando? ¿Es posible anticipar las amenazas que puedan surgir con el paso del tiempo?
En las investigaciones que realizamos en torno a la televisión, por ejemplo, seguimos a las personas que eran parte de la investigación hasta la edad adulta. Supongo que sería interesante realizar lo mismo en este caso. Quién sabe qué va a suceder dentro de veinte años con el desarrollo de internet, o que se existirá dentro de veinte años, a lo mejor lo llevamos integrado en nuestras cabezas.

Cuando hablamos del término «daño» en internet, pienso en que en la vida real existen lugares donde los niños no entran, son espacios exclusivamente para adultos. ¿No es internet, del modo en el que está concebido, un espacio pensado también para adultos con capacidad para manejarse en él?
Si. Cuando vas a un establecimiento para adultos y enseñas tu carnet de identidad demostrando que eres mayor de edad, te atienden. Pero en la red no se puede demostrar que uno es adulto, es uno de los últimos refugios de la libertad de expresión, es imposible controlar toda la información. Y no hay manera de controlar las relaciones.

Es muy difícil...
(Reímos)

Cuando se refiere al dolor habla de los niños y de sus circunstancias. ¿Han identificado qué tipo de circunstancias pueden hacer atravesar esa línea que divide el riesgo del daño?
Si. El reto es dar las capacidades adecuadas a los menores. Cuanta menos confianza en sí misma tiene una chica más expuesta está en las redes.

Como en la vida real, entonces.
Exacto. Como en la vida real. Entonces podemos decir que la confianza y la autoridad les llevan hacia esas capacidades. Si ellos tienen pequeños problemas de los que no hablan con sus padres, con sus profesores, entonces las cosas también irán peor. Y acaban entrando en los roles de víctimas en la red.

¿Y qué hay de aquellas personalidades que en internet cambian y que pasan de ser víctimas en la vida real a transformarse en agresores en la red?
Es una cuestión complicada. Sucede, sí. Los padres y los profesores deben marcar aquí también una serie de pautas para que estos roles no se inviertan, para que no se pase de víctima a agresor. Y eso se hace creando autoconfianza, dándoles herramientas. Al contrario, algunos padres actúan de una manera equivocada diciendo a sus hijos que respondan a su vez de forma agresiva, creando de este modo un círculo vicioso. Muchas veces los maestros son capaces de solucionar estos problemas, pero cuando entran en escena los padres es cuando la situación empeora.

¿Por qué cree, en definitiva, que internet es algo positivo, positivo para la infancia?
Existe mucha diversión, participación, creatividad y posibilidades ¿cómo dejar todo eso de lado? Creo que hemos cambiado nuestra visión, esa visión que teníamos hace diez o quince años. Entonces pensábamos lo maravilloso que era conocer y encontrarnos con gente de la otra parte del mundo y compartir. Hoy pensamos, alarmados, «¿pero con quién está hablando mi hijo? ¿Qué hace en ese grupo?». El miedo nos hace menos capaces, quizá. Si protegemos en exceso a nuestros hijos, probablemente nos equivocaremos. Es curioso porque nosotros les decimos a nuestros hijos que no pongan su nombre y su dirección en internet, pero en la página web de la BBC lo primero que preguntan es tu nombre y tu dirección. (sonríe).

En esto momento están a punto de terminar las conclusiones de los resultados de la última investigación cualitativa que han llevado a cabo.
En este nuevo estudio del que tendremos conclusiones en breve, nuestra idea ha sido que sean los propios menores los que den forma a lo que consideran riesgo. Ha sido un estudio muy estimulante.