Maider EIZMENDI
Donostia

Colores y tambores en Donostia para exigir la igualdad en la diversidad

Color, música y reivindicación. La segunda edición de la Marcha de Todos los Tambores celebrada en Donostia exigió nuevamente los mismos derechos, los mismos deberes y las mismas oportunidades para todos los ciudadanos y ciudadanas de Euskal Herria.

No podía ser de otra manera. La Marcha de Todos los Tambores, convocada por la iniciativa ciudadana Euskal Herria 11 Kolore, salpicó las calles de la capital guipuzcoana con la mayoría de las tonalidades de la paleta de colores.

Además del colorido, unos 40 grupos de percusión y animación fueron los encargados de aportar el tono y el baile a la fiesta de «las mil culturas y los mil orígenes de nuestro país». «Da igual de dónde venimos, cuál es nuestro país de origen, cuál es nuestra cultura y nuestra identidad, todos y todas merecemos tener los mismos derechos y los mismos deberes», coreaba ante los reunidos la persona encargada de presentar la marcha. Al fin y al cabo, la iniciativa suponía un acto festivo desde el que lanzar, al son de los tambores, un sonoro mensaje en pro de la igualdad y la diversidad cultural.

El tambor mayor de la Casa de La Rioja de Donostia, Javier Suárez, fue el encargado de lanzar el cohete que hizo explotar la fiesta. La asociación cumple este año el centenario, y tal y como subrayaron los organizadores, en todo este tiempo ha aportado su granito de arena para enriquecer la diversidad de Donostia. «Nuestro objetivo a la hora de trabajar ha sido dar a conocer nuestra cultura y a la vez integrarnos, cómo no, en la cultura de aquí; es decir, practicar el intercambio», explicaba.

Dar voz a todas las personas

Entre los participantes se encontraba Jalihenna Cheja, que hacía ondear con ímpetu la bandera saharaui junto a otros compatriotas. Iniciativas como las impulsada por la iniciativa ciudadana Euskal Herria 11 Kolore visualizan, a su entender, a todas aquellas personas que procedentes de otros países y lugares viven su día a día en Euskal Herria. Hacía hincapié en que es imprescindible darles la palabra y que en su caso concreto, mientras tengan la ocasión, aprovecharán cualquier oportunidad para dar a conocer a sus convecinos y convecinas «los colores patrios de Sahara y la causa del pueblo saharaui».

A escasos metros y provista de una cámara de fotos con la que quería inmortalizar los distintos momentos de la marcha, Luzmila Conejo, nacida en Ecuador pero residente en Orio desde hace nueve años, reivindicaba la igualdad de derechos y deberes para todos los ciudadanos y ciudadanas y el trabajo para que distintas culturas convivan en armonía, enriqueciendo las unas a las otras. «Lo que demuestra esta iniciativa es que podemos realizar el camino todos unidos», afirmaba Conejo.