Tras unas desangeladas primarias con Miquel Iceta como único candidato, el PSC ha celebrado esta mañana un Congreso Extraordinario para ratificarlo como nuevo primer secretario, después de la renuncia presentada por Pere Navarro tras el descalabro en las elecciones europeas. El Congreso ha servido también para nombrar una nueva dirección que, más allá de algunas incorporaciones estrella, arrincona más que nunca a los sectores críticos.

Dichas incorporaciones, adecuadamente publicitadas a lo largo de la semana, son las de la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Núria Parlón, como viceprimer secretaria, y del alcalde de Lleida, Ángel Ros, como presidente del partido. Ambos han sido críticos -sobre todo Ros- con la política de la última dirección del partido, pero no han acabado de alinearse nunca del todo con los sectores críticos. Unos sectores que, más allá de estos fichajes mediáticos, Iceta ha dejado completamente fuera de la dirección. Así, dejan la Ejecutiva nombres propios como Marina Geli, Rocío Martínez-Sampere o Laia Bonet, dejando una dirección mucho más afín que la anterior a la línea de la cúpula.

En la clausura del Congreso, Iceta ha defendido hasta la saciedad el diálogo y la negociación, con el punto de mira fijado en una reforma federal de la Constitución. En un discurso muy aplaudido que ha servido para dar fe de la solvencia intelectual del nuevo primer secretario, Iceta ha señalado ante dirigentes del PSOE que «no habrá solución que no pase por las urnas». Al mismo tiempo, ha rechazado por completo la consulta del 9 de noviembre, al entender que se trata de una convocatoria ilegal.

Sin noticias del derecho a decidir

La cuestionable defensa del derecho a decidir de Iceta, sin embargo, ha quedado completamente desacreditada por la intervención de las dos estrellas en alza del PSOE, el flamante secretario general, Pedro Sánchez, y la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, presentes ambos en el Congreso socialista. Si bien ninguno de los dos ha centrado su discurso en el proceso catalán -algo sintomático-, ambos se han referido al contencioso entre Catalunya y España como un enfrentamiento entre Rajoy y Mas, señalando al mismo tiempo que la solución es su indefinido proyecto de reforma constitucional.

Si bien Sánchez no se ha referido directamente al derecho a decidir, piedra en el zapato de las relaciones entre PSC y PSOE, ha dejado claro que no quiere ni oír hablar de la consulta: «Se ha acabado el tiempo de los reproches, debe comenzar el tiempo del acuerdo y la negociación para la reforma constitucional que necesita España». En la misma línea, Díaz ha reclamado a Rajoy y Mas que «dejen sus intereses electoralistas» y «aflojen» para evitar el «choque de trenes.