Nagore BELASTEGI
OÑATI
Entrevue
SERGIO COSTA
SOCIÓLOGO

«Lo de Lampedusa ha sido una tragedia anunciada; programada»

Sergio Costa (1962, Brasil) estudió Economía y Sociología en Brasil y Alemania. Desde hace 10 años es profesor titular de sociología de la Universidad Libre de Berlín. Durante estos días ha participado en el congreso “Migración, Movimientos Libres y Portabilidad de Derechos Sociales” celebrado en el Instituto Internacional de Sociología Jurídica de Oñati.

A mediados de abril, más de 900 personas fallecieron en un intento de llegar a Lampedusa (Italia). No fue un hecho aislado ni tampoco inevitable, pero los estados de la Unión Europea siguen empeñados en «vigilar la frontera» en lugar de «pensar en la situación» de los migrantes. «Es una cuestión política y tiene que ser tratada como tal», remarca Sergio Costa.

Se habla de la mayor tragedia de la inmigración...

No es la primera vez que ocurre. Todo el mundo sabía que la sustitución del programa de salvamento Mare Nostrum tendría consecuencias como ésta. Hay una región en crisis por guerras y el papel de Europa en ese aspecto es recibir a los refugiados que lleguen; más que eso, su papel es evitar que los refugiados se vean obligados a realizar viajes peligrosos que muchas veces terminan con su muerte.

La Comisión Europea cambió las reglas para el rescate de los refugiados en el Mediterráneo [eliminando la iniciativa Mare Nostrum e instaurando Tritón, más enfocada en el control fronterizo]. En el momento que tomó esa decisión estaba aceptando el riesgo que podría haber. Claramente, hay una responsabilidad política, moral e histórica de Europa;le faltó reaccionar.

Menciona una triple responsabilidad, ¿podría explicar a qué se refiere?

Es necesario recordar que los europeos han sido acogidos como refugiados en diversos momentos de la historia y, por lo tanto, cabría pensar en una regla de reciprocidad. En ese sentido, Europa tiene responsabilidades porque existe un derecho internacional de acogida de refugiados, que los países europeos no discuten y aceptan. El problema es dónde acogerlos.

El tema de los refugiados se tomó como una cuestión de seguridad de fronteras, pero en realidad es una cuestión política y tiene que ser tratada como tal discutiéndola entre los países.

La segunda responsabilidad es histórica. Se cree que un grupo de personas sale de un país por los problemas políticos que hay allí, sin considerar que esos son problemas globales, no locales. En realidad, esos países tienen una historia que está claramente involucrada con la historia de Europa, de Estados Unidos, del mundo.

Por poner un ejemplo, los dos países de los que más refugiados salen son Afganistán y Siria. En la historia de esos dos países encontramos ocupaciones coloniales, implicación en la Guerra Fría… Los problemas emergieron de ese vínculo con Europa y Estados Unidos.

Quisiera remarcar el aspecto moral. Dejar a alguien morir en el mar sabiendo que está navegando en condiciones precarias y que eso se podría evitar ofreciendo medios más seguros para salir de las regiones en conflicto supone un problema moral. El valor de una vida humana es independiente a su nacionalidad, y esa vida humana merece ser protegida con todos los recursos que tengamos.

¿Cree que la tragedia de Lampedusa podría haberse evitado?

Seguramente. Que Italia siguiera con su programa [Mare Nostrum] financiado por la Comisión Europea sería una garantía para que algo así no pasara. Ha sido una tragedia anunciada, programada. No estoy diciendo que alguien quiso que ocurriera, pero el hecho de no haber intervenido sabiendo que había un riesgo es un error.

El nuevo programa está dirigido a controlar las fronteras, ¿qué opina al respecto?

En Alemania se dice que si se ayuda a entrar a los refugiados se está facilitando el trabajo de las personas intermediarias que traen a esos refugiados poniendo en riesgo sus vidas. Dicen que si la UE relajara la vigilancia de las fronteras se estaría favoreciendo la actividad ilegal. Obviamente no defiendo a quienes ganan dinero aprovechándose de la situación de desesperación de los refugiados, pero usar ese argumento para cerrar las fronteras es un argumento muy hipócrita. Entonces, ¿cual es la salida? ¿Dejar morir a las personas en situación de conflicto?

El argumento europeo de que no hay suficientes bienes materiales para acoger a tantos refugiados no se sostiene. Líbano es uno de los países que más refugiados recibe en el mundo, ¿tiene acaso más recursos que Alemania, Suecia o incluso España? Nadie cree eso. Hay que pensar en cómo proporcionarles condiciones de vida adecuadas y los países europeos las tienen.

Otra cosa que se dice en Alemania es que hay que distribuir a los refugiados entre los países en función de su población. Yo pienso que no es así; creo que quienes están en una situación económica mejor deben acoger a más refugiados. No se pueden distribuir igualmente si las posibilidades para atenderlos son desiguales.

A pesar de todo, la actitud de la UE no ha cambiado...

Hubo una reacción. Los países europeos se reunieron, pero el encuentro giró en torno a extender las posibilidades de vigilancia de las fronteras y no en pensar en la situación de los refugiados, de alguien que está buscando protección; no hay que tratarlos como a criminales.

Ese giro de mentalidad que mucha gente esperaba no se ha producido. Sigue primando la idea de «cómo vamos a protegernos, nosotros los europeos, de los inmigrantes». Mi expectativa es que la cuestión se torne tan grave que no se pueda ignorar.

Ningún gobernante europeo quiere asumir la responsabilidad de cambiar de posición y de proteger a los inmigrantes que necesitan protección en lugar de los patrones de consumo de los europeos. Aunque haya gobernantes que a nivel individual defiendan eso, nunca darán el paso porque sería un suicidio político. Sus electores no son los refugiados, y solo unos pocos tendrían la disposición de solidarizarse con ellos.

Los políticos dicen que hay que distinguir entre los refugiados políticos y los económicos, que se puede acoger a los primeros pero no a los segundos. Pero ¿qué van a hacer con los económicos? ¿Los van a dejar morir en el mar? ¿Les van a preguntar qué tipo de refugiados son? En la práctica no se puede distinguir entre quien está escapando porque en su país no tiene posibilidad de sobrevivir y quién está siendo amenazado directamente.

¿Qué se puede hacer para garantizar los derechos de esas personas?

Estamos hablando de qué hacer en Europa, pero hay otro ámbito de actuación, en el país mismo. Hay que ayudar a esos países, por ejemplo, no aceptando medidas proteccionistas de productos agrícolas europeos que impiden la entrada de productos africanos. Europa es parte de todo este lío. Se puede mediar en los países en guerra. No creo que las intervenciones militares ayuden en algo. Mira lo que pasó en Afganistán e Irak, la invasión por parte de Estados Unidos no hizo más que agravar los conflictos, tal y como estamos viendo ahora.

Para un político decir que ‘ellos arreglen sus problemas’ es una posición confortable. Es un discurso conservador bastante conocido.

Se habla de la libre circulación de personas en Europa. ¿Es esa situación de libertad real?

Ese es un tema complejo. Por un lado, Europa es el paraíso de la libre movilidad. Hay que distinguir en términos legales porque en realidad no hay tal libertad. Las personas que viven en Europa desde hace muchos años son jerarquizadas y sus derechos son diferentes si se trata de un ciudadano europeo o no europeo que vive en Europa y, además, hay situaciones del día a día que se escapan a esa libre circulación de personas, incluso para los propios europeos.

Cuando las personas están en otros países son víctimas de discriminación. Por ejemplo, cuando un empleador va a contratar a un nuevo trabajador prefiere a uno que sea nacional. Todo el mundo conoce a alguien al que le ha pasado esto e incluso hay estudios que lo demuestran, presentando currículums similares con un nombre nacional y otro extranjero. La proporción es de un candidato extranjero contratado por cada diez nacionales. Es una práctica ilegal, pero ocurre.

Considero que el proyecto europeo es muy importante y positivo dentro de la historia de la humanidad, porque siempre hay conflictos entre países, y que un conjunto significativo de países se junte para cooperar y derribar sus fronteras es un hecho que hay que conmemorar, pero ese proyecto se encuentra todavía en proceso de construcción. Hasta que consigamos llegar a la igualdad entre las personas van a transcurrir décadas. Además, creo el proceso no es lineal, existen problemas y se están dando pasos para atrás.