Daniel GALVALIZI

GIGANTESCA MOVILIZACIÓN CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA EN ARGENTINA

Más de 200.000 personas marcharon en Buenos Aires y otro medio millón en treintena de ciudades del país a convocatoria de un grupo de mujeres periodistas que en las redes sociales expresaron su hartazgo por el agravamiento del feminicidio.

La lucha contra la violencia de género tuvo su jornada histórica el miércoles en Argentina con masivas protestas por todo el país, y que tuvo su réplica en Montevideo, Santiago de Chile y Miami, para exigir el fin de las muertes violentas de mujeres, que desde 2009 ya superan las 1.600.

Lo novedoso no fue solo la envergadura de la movilización, bajo la consigna «Ni una menos», sino la forma en que se convocó: una impresionante y sin precedentes difusión del mensaje a través de redes sociales y medios, que llevó a que casi todos los líderes políticos, artistas, deportistas y periodistas se hicieran su foto con el lema de la marcha.

Con epicentro en Buenos Aires, donde en la Plaza de los Dos Congresos (que acoge al Congreso y al Senado) se congregaron más de 200.000 personas, la movilización fue federal, ya que hubo convocatorias en al menos una ciudad de cada una de las 24 provincias argentinas y muchas localidades se sumaron de forma espontánea, derivando en una multitudinaria cadena de concienciación para una epidemia social que causa alarma.

Un grito desde las redes

El origen de la protesta fue la noticia, el 11 de mayo, de un nuevo feminicidio. Esta vez se trataba de una adolescente de 14 años embarazada, Chiara Páez, muerta y enterrada en el jardín de la casa de la familia de su novio.

Esa mañana, la periodista Marcela Ojeda expresó su hartazgo en Twitter: «Actrices, políticas, artistas, empresarias…mujeres, todas, no vamos a levantar la voz? NOS ESTÁN MATANDO». Los retuiteos se multiplicaron y sus colegas Florencia Etcheves, Ingrid Beck, Hinde Pomeraniec y Débora Pérez Volpin, entre otras, buscaron concienciar y acabaron siendo organizadoras de la marcha bajo el hashtag #NiUnaMenos.

Esa consigna no fue antojadiza, sino que surgió de un grupo pequeño de comunicadoras y activistas feministas que en marzo se organizaron bajo el lema «Ni Una Menos» al lanzar una maratón de lectura con el objetivo de generar conciencia y participación sobre la violencia de género, la trata de mujeres y el feminicidio.

La manifestación tuvo el prisma de la actual revolución tecnológica: #NiUnaMenos fue trending topic mundial durante todo el día en Twitter y las fotos con un cartel con esa consigna se multiplicaron por decenas de miles en las redes sociales. Hasta el argentino más famoso junto a Diego Armando Maradona y el papa Francisco, el futbolista Lionel Messi, publicó en su cuenta de Facebook: «Basta de feminicidios. Desde Barcelona nos sumamos hoy a todos los argentinos para gritar bien alto #NiUnaMenos».

Tantos fueron los políticos fotografiados con el cartel, que las organizadoras decidieron doblar la apuesta y exigir un compromiso explícito para mejorar la situación actual con el lema «De la foto a la firma».

Sin duda, aquellas periodistas nunca imaginaron que su intento de visibilizar la gravedad de la violencia machista derivaría en una de las movilizaciones sociales más grandes de los últimos años por un motivo ajeno al deporte o a protestas contra el Gobierno.

Desde muy temprano se concentraron frente al Parlamento decenas de grupos feministas y mucha presencia de víctimas de la violencia de género, pero la gente fue sumándose a partir de las 17.00 (22.00 en Euskal Herria) y su momento de mayor afluencia fue dos horas después, cuando el centro de Buenos Aires quedó colapsado.

Acudieron todos los partidos, desde la izquierda trotskista hasta el centroderecha, pasando por el kirchnerismo y organizaciones sindicales y estudiantiles. Multitud de jóvenes y notable presencia de hombres, aunque probablemente dos tercios de los asistentes eran mujeres de todas las edades, orígenes y clases sociales. Tampoco faltaron turistas que se sumaban espontáneamente y detalles típicos de toda manifestación en Buenos Aires, como el parrillero o los vendedores de banderas argentinas y bebidas, que se fusionaron en una marea humana.

El Estado es responsable

Una de las frases que repetidas en los carteles fue «El Estado es responsable», y claro que lo es, tanto en sus estamentos políticos como judiciales. En 2012, GAUR8 ya publicó un informe sobre la violencia machista en Argentina y, lamentablemente, desde entonces y bajo el mismo Gobierno de Cristina Fernández, la situación no ha mejorado.

No solo la cantidad de muertes apenas ha descendido sino que persisten los mismos problemas y deficiencias, como una que exaspera por su desidia: aún no existe un registro oficial del Estado sobre los casos de mujeres muertas a manos de sus parejas.

Según datos de la ONG La Casa del Encuentro, que recogiendo datos desde los medios de todo el país, en 2014 murieron 277 mujeres en Argentina, mientras que en los últimos siete años hubo 2.196 víctimas mortales de violencia de género. En 9 de cada 10 casos, el agresor es la pareja o expareja de la víctima y la inmensa mayoría tuvo que denunciarlo más de una vez ante la Policía por falta de medidas de coacción al agresor.

El Gobierno informaba el miércoles a través de la jefa de la Unidad de Prevención de la Violencia contra las Mujeres de que «en dos meses estará listo el registro de feminicidios», siendo la primera consecuencia política de la histórica movilización.

Las organizadoras reclamaron también medidas de contención para la víctima, la capacitación de los jueces para tratar esta problemática, una respuesta policial más efectiva y más recursos para paliar esta plaga. Con suerte, esos anhelos dejarán de ser tales gracias al punto de inflexión marchado por miles de manifestantes.