Las bodas de plata del Convenio Económico navarro (el equivalente al Concierto de la CAV) dejaron ayer imágenes insólitas de unidad en defensa del sistema tributario foral, aquel del que depende que Nafarroa tenga hacienda propia. Todos los presidentes navarros, a excepción del corrupto Gabriel Urralburu, acudieron al acto. También se sentó en el banco de autoridades Jaime Ignacio del Burgo, pese a que gobernó antes de que el Convenio actual estuviera vigente. La ausencia de Urralburu fue llamativa en tanto que fue bajo su presidencia cuando se firmó el actual Convenio. Sí que estuvo en el Salón del Trono quien fuera mano derecha de Urralburu, José Antonio Asiain, hoy procesado en la Audiencia Nacional por el «caso CAN».

Pese a lo ceremonioso del acto, no dejó de tener bastante de reivindicativo, sobre todo, por los ataques que está recibiendo el Convenio por parte de miembros del PP y partidos de ideología centralista, como Ciudadanos. Estos ataques arreciaron, en gran medida, después de la crisis por el IVA de Volkswagen.

Ayer les tocó a la presidenta Uxue Barkos y a su consejero de Hacienda defender la validez de este acuerdo marco, que actualmente está renegociándose, ya que toca renovar quinquenio. Barkos describió el Convenio como la piedra angular del autogobierno. «Su importancia trasciende de la meramente financiera, porque juega un papel fundamental en el ámbito jurídico-político», dijo Barkos, que aseguró también que los ataques que recibe el Convenio vienen fundamentalmente del desconocimiento. Asimismo, Barkos recordó que el origen del Convenio hunde sus raíces siglo y medio atrás, cuando entró en vigor la Ley Paccionada de 1841.

Por su lado, el actual consejero de Hacienda, Mikel Aranburu, subrayó que el Convenio ha recibido ataques a lo largo de sus 175 años de historia. Para Aranburu, este acuerdo es «una herramienta en construcción permanente» y también un «derecho histórico». El titular de Hacienda puso de relieve que su supresión unilateral por parte del Estado es «muy difícil, pero no imposible»

Defendió también el modelo actual porque «exige a la Administración tributaria foral mayor eficacia y esmero», ya que el ejercer esta competencia supone, así mismo, una mayor asunción de riegos unilaterales para el territorio.

Beteta asegura que funciona

El número dos de Cristóbal Montoro, Antonio Beteta, fue el hombre enviado por Madrid a la ceremonia. En su día fue el encargado de negociar con Nafarroa una salida a la crisis del IVA de Volkswagen. Y negoció duro. Esta vez sacó su lado más amable, asegurando que el Convenio «funciona, y funciona muy bien», y corroborando que «no es un hecho generador de privilegio».

Para Beteta, el Convenio supone «un instrumento vertebrador de la pluralidad territorial de nuestro país, desde el reconocimiento a una idiosincrasia y una historia propias, perfectamente incardinado en nuestro modelo de organización del Estado». Y defendió con insistencia que el marco se «apoya» en la Constitución española.

Gatzagaetxeberria considera que el Concierto permite a la CAV funcionar tributariamente «como un pequeño Estado, sin serlo»

El Parlamento de Gasteiz acogió la pasada semana el III Seminario sobre el Concierto Económico organizado por la propia institución en colaboración con Ad Concordiam, una asociación que se define como entidad privada sin ánimo de lucro, cuya finalidad no es otra que «la divulgación y el estudio de materias relacionadas con la fiscalidad y la hacienda pública», con especial referencia a su aplicación en Bizkaia. En su tercera edición, este foro se ha centrado en el tema “Federalismo Fiscal y Concierto Económico: una aproximación desde el derecho comparado”.

Durante su intervención, el consejero de Economía y Hacienda, Ricardo Gatzagaetxeberria, indicó que el Concierto Económico permite que, en materia tributaria, la CAV funcione «como un pequeño Estado, sin serlo», al tiempo que destacó el carácter solidario de este relimen fiscal con el resto de autonomías del Estado español. «De alguna manera hemos sustituido al Estado», comentó.

No obstante, advirtió del «riesgo unilateral» que implica el Concierto, ya que asumió que la CAV debe pagar a Madrid el Cupo por las competencias no transferidas con independencia de cuál sea su situación económica.GARA