Fermin MUNARRIZ

La acción directa y la importancia de informar

Corrían años turbulentos a mediados de los 90 en toda Euskal Herria y, en particular, en Nafarroa. A la violencia política se sumaban escándalos de corrupción, infraestructuras cuestionadas por la población, represión contra todo atisbo de oposición y, simultáneamente, un dinámico movimiento ciudadano que no paraba de abrir frentes de contestación.

Fermin Munarriz
Fermin Munarriz

En aquel contexto nació a comienzos de 1995 Solidarios con Itoitz. Venían a complementar la oposición al pantano abierta tiempo antes por la Coordinadora de Itoitz y otros organismos. Su método era la acción directa pública y no violenta. En pocos meses consiguieron centrar el foco de atención sobre el antipopular proyecto con acciones espectaculares. Era novedoso y audaz.

A comienzos de abril de 1996, un reducido grupo de periodistas fuimos invitados por los Solidarios a presenciar una acción «especial», sin más detalles por razones de precaución. Con las garantías de que nunca implicaría complicidad de los medios, cinco accedimos a informar de aquella enigmática iniciativa en primera línea. Íbamos a documentar la historia. El resultado lo descubrimos la misma madrugada. Los ocho activistas que cortaron los cables acabarían en prisión, pero el movimiento popular levantaba el trofeo de uno de sus mayores hitos.

Tras la acción vino la reacción feroz de los guardianes; apenas pudimos captar en imágenes los primeros momentos de aquella violencia extrema, porque también acabamos en el suelo boca abajo y en el cuartelillo junto a los autores. Pero el material gráfico estaba a resguardo. Las imágenes del corte de los cables inundaron los informativos de televisión del mediodía y las fotos llenaron páginas de prensa 24 horas más tarde, el día del Aberri Eguna de 1996.

El efecto de las imágenes y la información multiplicó el impacto de la acción. La onda expansiva no pasó desapercibida a nadie; tampoco a los cuerpos policiales que, en la creencia de que existían más fotogramas inéditos, registraron con nocturnidad la oficina del diario "Egunkaria" y se presentaron en el domicilio del que esto suscribe.

La acción directa y la desobediencia pacífica han sido desde entonces un recurso cada vez más habitual entre los usados por la ciudadanía para su resistencia ante los atropellos. Tampoco los medios han escatimado su disposición a documentarlos. O a ocultarlos, por saber de su poder de influencia en la transformación social. No es casual que uno de los principios recogidos en la denominada Ley Mordaza sea, precisamente, impedir la captación y difusión de imágenes de la represión policial.